Guatemala ya es otra realidad más oscura (I)

Fernando González Davison

marzo 6, 2025 - Actualizado marzo 5, 2025
Fernando González Davison

Mientras el mundo parece que no volverá a ser el que conocíamos desde la llegada de Trump a la presidencia, también en países como el nuestro ya es muy diferente la patria que anhelábamos, pues el cáncer de la corrupción y la cooptación del Estado avanzan sin cesar en todas las esferas de la vida institucional, central y descentralizada, en los poderes del Estado, con la guinda que se acaban de recetar los diputados para dejar claro que no les importa la opinión de la ciudadanía pues están allí para usufructuar sus cargos mientras cumplan con las órdenes de los dueños del Pacto de Corruptos, a los que ya los conocemos, envalentonados por su cercanía con algunos de la administración Trump.

El ambiente universitario ha cambiado radicalmente. Antes era un reservorio de lucha por la moral, la probidad y la justicia, y ahora está carcomida por ese cáncer y la juventud duerme (en Estados Unidos votó a favor de Trump), nada qué ver con mi generación rebelde cuando discutimos dos teorías en pugna sobre la situación en el campo trastocada desde mi 1954 por la suspensión de la reforma agraria de Jacobo ÁrbenzSevero Martínez escribió “La patria del criollo”, cuyo aporte fue grande pero signado por su determinismo histórico de que el periodo colonial se alargaba al presente y vendría más temprano que tarde la proletarización de los pueblos originarios. La otra teoría rival era la de Jean Loup Herbert y Carlos Guzmán Böckler que consideraba que los indígenas no se proletarizarían. Así, mantendrían vigente su lucha secular por sus derechos, sin ladinizarse, como lo creía don Severo. Lo cierto es que hace menos de un año sus seguidores académicos estuvieron de acuerdo que Guzmán Böckler tenía la razón a la luz de las manifestaciones en favor de la democracia encabezados por los 48 Cantones de Totonicapán.

Si bien antes el campesinado reclamaba una parcela de tierra ahora es menos, pues para muchos atienden sus negocios con su teléfono celular y por ese medio se vale para llevarlos a cabo, mujeres incluidas, a pesar que el grueso no sabe leer. Piden apoyo para mejorar sus aparatos y negocios con inteligencia artificial. Gran parte de las familias del campo reciben ingresos por remesas provenientes de sus familiares que han emigrado a Estados Unidos, sean mestizos o indígenas. También ha cambiado la vida en la población cercana a nuestras fronteras donde es claro el dominio del narco-dinero y se les paga indirectamente por hacer silencio cómplice a los policías y militares y a los vecinos y todos callan empezando por los alcaldes para no tener problemas con los narcos, mientras reciben billetes de diversas maneras. Existen remesas que vienen de allá como forma de envío de dinero de narcos a sus familiares en pequeñas cantidades.  Todo ese negocio implica que ahora el reino del dinero prevalece y la gente se hace la sueca con tal de recibir algún pequeño beneficio.

La corrupción generalizada ha cambiado la realidad en esta otra Guatemala, la cual  ha crecido de manera exponencial en las distintas instituciones desde hace décadas. Es tan nefasta como la guerra civil de triste memoria, ahora que la sociedad solo piensa en subsistir y  hacer dinero y, por ende, la delincuencia juvenil sigue el camino de sus padres sin ningún ideal, mientras los políticos se llevan la mano al pecho al oír el himno nacional, cuya letra no tiene ningún sentido para ellos: “Hay de aquellos que con ciega locura sus colores pretenda manchar”, pues manchan nuestra bandera con sus ingresos y negocios espurios.

Ahora los pueblos han perdido sus tradiciones culinarias en favor de las comidas chatarras con franquicias estadounidenses de pizzas, pollo frito, con tortrix, gaseosas, todas dañinas como la Coca Cola, sea en oriente u occidente, en el norte y sur del país. Le corresponde al Ministerio de Salud ordenar que coloque un letrero grande “Dañino para la salud” como se hace con los licores y cigarrillos, pero no lo hace. Tampoco el ministerio de Comunicaciones ha podido regular la entrada al país de viejos tráilers y carros, mientras el transporte extra urbano hace de las suyas con saldos de muerte,  pues es un ministerio fantasma que no supervisa. Sólo en 2024  hubo más de ocho mil percances viales más que el año anterior. Fallecieron casi tres mil quinientas personas, entre ellos 900 motoristas. No hay educación vial ni seguro para terceros. Los cincuenta y cinco muertos en la Calzada La Paz no tiene nombre y enlutó al país: es un llamado de alarma a las autoridades para que ponga punto final a su desidia. Sigue  la inercia y la ausencia de regulación efectivas… Esta es otra Guatemala sin rumbo que sobrevive a la buena de Dios, mientras en materia ambiental sobra estudios y diálogos, mientras falta la acción, pues el Motagua sigue igual de contaminado y no hay acciones nacionales para limpiarlo mientras las aguas del país siguen contaminadas.

El congestionamiento de locura se repite día a día en la capital y en ciudades de la provincia por falta de planificación. Las urbanizaciones de casas populares no tienen parques, ni escuela, ni centro de salud.  Las elecciones para dirigir el Colegio de Abogados paralizó hace un mes la capital caótica. Los abogados en su gran mayoría tienen maniatada la acción por ordenar el Estado y Sociedad. Las mafias provocan un inenarrable dolor en esta Guatemala dolida y en estrés permanente para la mayoría ante el drama diario de conducir. 

También urge que se apruebe la ley del distrito metropolitano que comprenda al Departamento de Guatemala como un todo para la debida planificación, pues ahora cada alcalde de un pueblo se cree soberano y los urbanizadores lo compran para que permita hacer esas casitas en la periferia capitalina sin ton ni son, con o sin ANAM, que es un centro de corrupción más como el resto de alcaldías.

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