Nate White, un escritor elocuente británico respondió a la pregunta de por qué a los ingleses no les gusta Trump: “Por ejemplo, no tiene clase, ni encanto, ni frescura, ni credibilidad, ni compasión, ni ingenio, ni calidez, ni sabiduría, ni sutileza, ni sensibilidad, ni autoconciencia, ni humildad, ni honor, ni gracia… Y aunque Trump pueda ser digno de risa, nunca ha dicho nada irónico, ingenioso o siquiera remotamente divertido, ni una sola vez. Y ese hecho es particularmente perturbador para la sensibilidad británica, para nosotros, la falta de humor es casi inhumana. Y aterradoramente, no solo habla con insultos crudos y sin ingenio, realmente piensa de esa manera. Su mente es un simple algoritmo de prejuicios mezquinos y maldad automática. Lo vemos como la ausencia de un mundo interior, de un alma. Y en Gran Bretaña, tradicionalmente nos ponemos del lado de David, no de Goliat. Todos nuestros héroes son valientes desvalidos: Robin Hood, Dick Whittington, Oliver Twist. Trump no es valiente, ni un desvalido. Es todo lo contrario. Y lo peor, es que es lo más imperdonable para los británicos: un matón. De hecho, si Frankenstein decidiera hacer un monstruo ensamblado enteramente de defectos humanos, crearía a Trump.”
En la cancillería colombiana hace unos días a eso de las tres de la mañana varios funcionarios llegaron a despertar al ministro y le dijeron que “Trump es más loco que Maduro” y le informaron que estaban por aterrizar en suelo colombiano tres aviones de la fuerza aérea estadounidense que llevaban a indocumentados colombianos sin previo aviso. Razón por la cual el presidente Petro al saberlo mandó que le dijeran cuál había sido la reacción de Brasil sobre un hecho igual. Y le informaron que Lula no aceptaría un tratamiento inhumano para sus compatriotas. Petro dijo que no permitiría el aterrizaje de esos aviones militares en suelo patrio porque debían venir en aviones civiles. Ante lo cual Trump fue despertado y, cuando oyó que Petro se negaba a recibirlos en aviones militares, ordenó aplicar el 25% de aranceles a todos los productos colombianos, a menos que se retracte. Eso cayó como un balde de agua fría en el Palacio Nariño y entendió que Trump estaba más loco que Maduro y, a solicitud de su canciller, Petro accedió que los aviones podrían aterrizar. Así se resolvió el asunto de los aranceles. Pero más adelante indicó que mandaría su avión presidencial para recoger a los nacionales deportados.
Entretanto, se ha ido conformando una plataforma entre México, Colombia y Brasil para contrarrestar los exabruptos de la política del Big Stick de la Casa Blanca, política inaugurada por Teddy Roosevelt a inicios del siglo pasado y luego aplicada por los hermanos Dulles en los años cincuenta bajo la administración Eisenhower, que incluyó el derrocamiento de varios presidentes, incluyendo el presidente Jacobo Árbenz Guzmán, cuyas democracias nunca pudieron reponerse como se observa en Guatemala, como expuso el Premio Nobel Daron Acemuglu, como una sociedad extractiva bajo un régimen de fachada democrática.
Esta política imperialista en la región ya el mismo presidente Bill Clinton presentó sus excusas a Guatemala por considerarla un error histórico de su país por haber intervenido en Guatemala y la región durante la Guerra Fría. Pero ahora es Panamá el chivo expiatorio de una potencia vuelta un hazmerreir con Trump mezquino y sin alma a la cabeza, elegido por la mitad de los habitantes estadounidenses, con odio jarocho con los migrantes, sembrando la división en su país, la justicia parcializada, los megamillonarios aplaudiendo, de rodillas ante el emperador. La región con templanza debe de enfrentarlo. Hay que exponerle lo errático de sus políticas porque China será la gran beneficiaria con tales injerencias. Es desquiciado considerar a los carteles de la droga mexicanos como asociaciones terroristas, sin buscar al mismo tiempo en Estados Unidos a los grandes jefes de sus propios carteles de distribución en sus megalópolis, donde se lava el dinero por cifras siderales en sus bancos. Es claro que el narco maneja gran parte de los políticos de la región y es donde debería haber cierta coherencia y no injerencia brutal para acabar con esos criminales. El caprichoso Trump está ahora que arde luego que Nvidia perdiera ayer más de 400,000 millones de dólares tras la irrupción de DeepSeek, en la mayor destrucción de valor de la historia de la Bolsa, producida por la IA china. Sin estrategia, Estados Unidos anda a la deriva. Para controlar la migración de la región a Estados Unidos debería crear un verdadero Plan Marchall para Mesoamérica y ampliar el NAFTA para Centroamérica y no a tratar a sus países como sus satélites en el traspatio de un imperio que parece al borde de la implosión.
Etiquetas:Big Stick Lula Petro prejuicios Trump