Surinam y Paraguay se habrían disputado oficialmente la secretaría de la OEA. Elijamos secretario… pero no general del partido oficial. Ese ya no existe, ¡se esfumó como por arte de magia!

Vistámonos de business casual, con calcetines divertidos, tenis y vestido —o traje, no sé qué le guste usar—, y vayamos a votar. O, al menos, abra Twitter y fíjese quién ganó en realidad.

Inicialmente, dos candidatos se postularon para el cargo: Rubén Ramírez Lezcano, canciller de Paraguay, y Albert Ramdin, ministro de Relaciones Exteriores de Surinam. Ambos con trayectorias destacadas y propuestas para el futuro de la organización. Ramírez presentó su candidatura en septiembre de 2024, respaldado por el presidente paraguayo Santiago Peña. Su propuesta se centraba en fortalecer el respeto al Estado de derecho y fomentar el diálogo para alcanzar consensos en la región.

El amigo de Trump —así lo llaman en El País— ya no participará. Se esfumó antes de su nombramiento, algo así como los políticos de por acá. ¡Ya vieron cuánto ganan los diputados! Y ni siquiera se aparecen por ahí. Ahora viven en Santa Rosalía, conducen BMW blindados y visten Cartier o Chanel. ¿O qué marca era la camioneta de Nery? Ah, Chevrolet. Algo así.

Ya nos desviamos. ¿Por dónde íbamos?

Albert Ramdin, representante de Surinam, ya había servido como secretario general adjunto de la OEA entre 2005 y 2015. Contaba con el respaldo unánime de los países de la Comunidad del Caribe (CARICOM) y buscaba aportar una perspectiva renovada, reflejando las aspiraciones tanto del Caribe como de América en su conjunto.

¿Puede eso considerarse una elección?

Así que votemos por un solo candidato, porque no hay otra opción. ¿A qué me recuerda eso? Este proceso electoral refleja las complejidades de la diplomacia regional y la importancia de las alianzas estratégicas. La capacidad de adaptación y la búsqueda de consensos serán esenciales para el liderazgo de la organización en los próximos años. ¿No lo cree?

Yo propongo a Jandrita. No la quisimos como presidenta, pero tal vez como secretaria de la OEA puede dar bola.

Y usted, querido lector, ¿a quién propondría?