El temor de los migrantes ante los próximos cambios de las políticas migratorias en Estados Unidos

Astrid Escobedo

diciembre 19, 2024 - Actualizado diciembre 19, 2024
Astrid Escobedo

Ser migrante es emprender un viaje que va más allá de cruzar fronteras físicas; es enfrentarse a desafíos personales, culturales y sociales en busca de nuevas oportunidades y un futuro mejor. Migrar significa dejar atrás raíces, familias y costumbres para afrontar lo desconocido con valentía y resiliencia. Según estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, alrededor de 3,256,047 guatemaltecos residen en Estados Unidos. Esta cifra incluye tanto a migrantes de primera generación como a sus descendientes nacidos en territorio estadounidense.

Los migrantes son motores de cambio y progreso, contribuyendo con su trabajo, cultura y sueños a las sociedades que los reciben. Sin embargo, también enfrentan discriminación, incertidumbre y la constante nostalgia de un hogar distante. Ser migrante es, en esencia, una mezcla de sacrificio y esperanza, donde cada paso representa la lucha por la dignidad, la justicia y la búsqueda de una vida más plena.

Ese anhelo por mejorar la vida ha sumido a miles de migrantes en la incertidumbre y el temor tras la reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Su retorno al poder reavivar el debate sobre políticas migratorias restrictivas. Durante su primer mandato entre 2017 a 2021, implementó medidas que endurecieron el acceso al asilo, incrementaron las deportaciones y promovieron una retórica que estigmatizó a los migrantes. La continuación de este enfoque restrictivo afecta gravemente a las comunidades guatemaltecas que residen o intentan llegar a Estados Unidos, muchas de las cuales huyen de la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades.

Desde el 6 de noviembre, fecha en la que comenzaron a conocerse los resultados de la reelección, muchos compatriotas sin estatus legal sufren ansiedad, depresión e insomnio ante el panorama que enfrentarán a partir del 20 de enero de 2025. La narrativa de Trump, centrada en la seguridad fronteriza y el control migratorio, incluye propuestas de ampliar el muro, reforzar las deportaciones y restringir aún más las opciones de asilo.

Un ejemplo de esta realidad es Marina, quien migró en 2018 con sus tres hijos de 15, 12 y 9 años, huyendo de la violencia de género que vivía en su hogar. Detenida por ICE, se le colocó un brazalete electrónico como método de control, retirado posteriormente, ya que regresar a Guatemala no era opción: su esposo la amenazó con quitarle la vida.

La vida de Marina en Estados Unidos tampoco ha sido fácil. Vivió con familiares hasta descubrir que abusaban sexualmente de su hija desde los 12 años, situación que solo salió a la luz cuando la joven intentó suicidarse. Marina emprendió una batalla legal, enfrentando el rechazo familiar y lidiando con un sistema que la discrimina por no hablar inglés. Como ella misma dice: “La vida a veces no nos trata bien”. Hoy su hija menor, con solo 14 años, es madre de una bebé de 11 meses.

A pesar de todas las pruebas, Marina trabaja en una empacadora de carne y vende artesanía guatemalteca. Aún con su carga emocional, no pierde el entusiasmo por difundir la cultura guatemalteca, enseñando a otros a crear artesanías. Marina sabe que regresar a Guatemala es imposible: denunció a sus hermanos por abuso sexual y ellos también la han amenazado de muerte.

Desde el 6 de noviembre, Marina sufre depresión y preocupación por su futuro. Alguien le aconsejó no salir de casa, pero esa no es opción para alguien que necesita trabajar para sobrevivir. Como muchos otros migrantes, busca informarse y encontrar soluciones para quedarse en Estados Unidos, un país donde sufre discriminación y trabaja arduamente, pero al menos encuentra la seguridad que Guatemala no le puede ofrecer.

La mayoría de los migrantes no cuenta con la asesoría legal adecuada. El acceso a servicios legales gratuitos es limitado debido a la alta demanda y los fondos restringidos de organizaciones sin fines de lucro. Los abogados especializados en temas migratorios están desbordados de trabajo, lo que dificulta la defensa en procesos de deportación o solicitudes de asilo.

Ante estos desafíos, las comunidades guatemaltecas y organizaciones de derechos humanos trabajan en estrategias para afrontar las políticas restrictivas. No obstante, el camino es largo, y se deben enfrentar redadas y condiciones inhumanas en centros de detención, como hacinamiento, falta de atención médica y períodos prolongados de retención, lo que agrava el trauma psicológico de los migrantes.

Se espera que la incertidumbre migratoria afecte la capacidad de los guatemaltecos para mantener trabajos estables, especialmente en sectores como construcción, agricultura y servicio doméstico, donde son una fuerza laboral esencial. Las restricciones influirán directamente en el envío de remesas, una fuente vital de ingresos para Guatemala.

El reto para las comunidades guatemaltecas en Estados Unidos es fortalecer las redes de apoyo que ofrezcan asistencia legal, emocional y financiera, visibilizar la situación de los migrantes y presionar por políticas más humanitarias. Durante la primera administración de Trump, estas comunidades demostraron una notable resiliencia. Ahora, su organización y resistencia son más importantes que nunca.

Ante la incertidumbre, es crucial que las segundas generaciones de migrantes guatemaltecos, nacidas en Estados Unidos, jueguen un papel activo en la lucha por los derechos de sus familias, participando en el sistema educativo y político estadounidense. Al mismo tiempo, se necesita una mayor cooperación internacional entre los gobiernos de Estados Unidos y Guatemala, y con organismos globales, para abordar las causas profundas de la migración: pobreza, violencia y cambio climático.

La reelección de Donald Trump en 2024 profundiza los desafíos para los migrantes guatemaltecos, aumentando su vulnerabilidad y dificultando el acceso a oportunidades. Sin embargo, también resalta su capacidad de resistencia y organización. A medida que Estados Unidos continúa debatiendo su política migratoria, es fundamental priorizar enfoques más humanos e integrales que reconozcan las contribuciones de los migrantes y ofrezcan soluciones sostenibles.

La situación de los guatemaltecos en Estados Unidos recuerda que, detrás de cada política migratoria, hay vidas humanas que merecen dignidad, justicia y oportunidades. La lucha por estos derechos continúa, y la resiliencia de estas comunidades sigue siendo una inspiración para todos los que defienden los valores de igualdad y humanidad.

Etiquetas:

Todos los derechos reservados © eP Investiga 2024

Inicia Sesión con tu Usuario y Contraseña

¿Olvidó sus datos?