El Gran Lengua

Luis Aceituno

junio 7, 2024 - Actualizado junio 6, 2024
Luis Aceituno

La gran herencia de Miguel Ángel Asturias, a 50 años de su muerte, son las palabras y su poder de encantamiento. Palabras que resuenan “como maderas, como metales” en lo más recóndito de nosotros mismos y se vuelven huella de nuestro paso por este mundo. Asturias pareciera ser el resumen de todas las palabras dichas, y las no dichas, desde los mismos orígenes, desde el Popol Vuh y los libros sagrados, desde la primera manifestación del ser, desde el primer gemido, desde la primera algarabía, desde el primer lamento.

“Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre…” La palabra es fuego, que es capaz de renacer y renacernos en lo más tenebroso de la noche y de la podredumbre.

Asturias sabía de oscuridades, nació con ellas, en medio de una dictadura que lo estremeció hasta los huesos. Recorrió un territorio de lenguas sofocadas y muertas. Conoció los ojos de los enterrados, que más que mirar hablaban, que le traían noticias de siglos de dolor, de infamia, de explotación, de muerte…

Mediante la palabra, Asturias revivió voces, nos devolvió a la vida, a la luz, nos regaló el fuego, nos hizo sonar y brillar en un mundo que nos condenaba al silencio…

Tún, tún, de Tecúm… teponpón, teponpón, teponastle… tún, tún, tún-bo del lago, tún-bo del monte, tun-bo del verde, tún-bo del cielo, tún, tún, tún, tún-bo del verde corazón del tún…

Sonar, resonar, retumbar, atronar, bramar, gemir, mugir, chirriar, chillar con palabras más allá de la noche y el silencio de todas las dictaduras, que nos envuelven con sus delirios, sus pesadillas y sus ojos de vidrio, con sus fantasmas y sus peleles que se desplazan por calles “intestinales, estrechas y retorcidas”.

Erre con erre, cigarro, erre con erre, barril, rápido ruedan los carros, los rápidos carros de un ferrocarril repleto de muertos y bananos podridos, que cruza las entrañas verdes de la noche tropical…

Verdes noches, verdes lagos, verdes árboles, verdes selvas y volcanes, verde país que se desangra bajo una luz de encantamiento y esplendor…

Luz que surge de las palabras y de las voces, conjuros, hechizos, magias que nos transforman y nos permiten abrazar la vida, abolir la realidad, convertirnos en leyenda…

Herencia de palabras que resuenan y retumban desde las entrañas del Gran Lengua, rapsoda, cantor, cuicanime que recorre los extravíos de la patria para que circule el encanto y la belleza.

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