Choque de patriarcas por Ucrania y 300 millones de ortodoxos

Fernando González Davison

julio 13, 2024 - Actualizado julio 12, 2024
Fernando González Davison

Es clara la división entre los cristianos ortodoxos. Es un cisma de hecho que repercutirá por varias generaciones. La presión del Kremlin ha dividio a la Iglesia Ortodoxa en dos. ¿Cómo sucedió?

La verdad es que detrás de la guerra en Ucrania existe otra guerra en el plano ideológico entre el patriarca Kirill, líder de la iglesia rusa ortodoxa, y el patriarca ecuménico Bartolomé I, arzobispo de Constantinopla (en sus términos),cuya sede está en Estambul, figura principal entre los ortodoxos. Kirill y Putin han unido fuerzas para desplazar a Bertolomé y luego convertir a Moscú en la nueva Roma. Ello para que  Kirill dirija todas las iglesias ortodoxas con ambiciones de abarcar a la cristiandad como una plataforma política a favor de Putin. Ambos buscan el apoyo de los trescientos millones de ortodoxos en favor de la “Santa Rusia”. La pugna es poque Bartolomé apoya la independencia de Ucrania y porque es un reformista como lo es el Papa Francisco, ante el conservadurismo a ultranza de Kirill, que  mantiene el tradicionalismo clásico de la Iglesia, incluyendo temas de género y sexualidad, que Bartolomé quiere flexibilizar al tiempo dio su apoyo a los clérigos ortodoxos ucranianos.

Antes de la guerra en Ucrania, Kirill apoyó la ocupación rusa de Crimea en 2014. Luego visitó a Bartolomé en su sede Constantinopla (Estambul). Ya sentados, cuando este le ofreció una bebida a Kirill, uno de sus guardaespaldas la bebió primero por la tremenda desconfianza que se tienen. Y le llevó una botella de plástico que él portaba en un maletín. Los dos no llegaron a ningún acuerdo y pasaron de una cordialidad estudiada a una hostilidad visible cuando abordaron el tema de Ucrania. Además, Bartolomeo lo acusó de querer desplazarlo como líder histórico de los ortodoxos. Para Kirill la iglesia de Ucrania no tiene el derecho de separarse de la fe ortodoxa de Rusia. Es más, ambos forman un país y un pueblo, esgrimió para justificar que Ucrania debe mantenerse del lado ruso.

La verdad es que los monasterios en Ucrania son los lugares de nacimiento de la iglesia rusa ortodoxa  hace mil años cuando su gente en Kiev dejó de ser pagana para adoptar el cristianismo de Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, que duraría hasta 1453 cuando los musulmanes la transformaron en Estambul (la ciudad) y respetaron los ritos de los clérigos ortodoxos en el interior de sus templos y monasterios.

Antes de ir a la guerra en febrero de 2022, Putin había visitado el Monte Athos en 2005 para acercarse y ordenó hacer un film favorablea Rusia sobre la historia de la caída de Constantinopla. A la vez procuró más donaciones a las iglesias ortodoxas fuera de Rusia. Antes de la guerra en Ucrania  se reunió con Kirill, su aliado desde que Putin se convirtió a la iglesia ortodoxa en 1999. Hablaron que su unidad no solo era solo por rechazar la independencia de Ucrania sino de librar juntos la gran batalla por conquistar las almas de los trescientos millones de creyentes ortodoxos en diferentes estados. Debían de formar “una civilización” dirigida por Rusia, que posee la mayoría  de población ortodoxa. Kirill, luce relojes Breguet de treinta mil dólares y sus familiares gozan de departamentos de lujo en Moscú. Este pregona con Putin por mantener “los valores tradicionales” de su iglesia y rechazan las ideologías modernas. Eso lo apoya el primer ministro húngaro Victor Orbán así como los evangélicos de Estados Unidos y católicos conservadores, que ven en Trump el Putin que su país necesita para mantener vigentes los valores tradicionales. “Tanto Putin como Kirill están determinados de hacer de Moscú la ´Tercera Roma¨, una realidad, es decir, nueva capital de la cristiandad.

 A la derecha el Patriarca Bartolomé I de Constantinopla y Kirill, el Patriarca de Moscú sin llegar a ningún acuerdo.

Entretanto cada vez más fluyen las donaciones en el corazón espiritual de los cristianos ortodoxos, en el Monte Athos, en Grecia, donde florecen veinte monasterios cuyos pelegrinos deben tener una autorización para visitarlos (no se aceptan mujeres). Allí poco ha cambiado en sus mil años de existencia. Empero, luego de las contribuciones enormes dadas por las magnates rusos cercanos a Putin para esos monasterios, este fue bien recibido. Cuando invadió a Ucrania, estos clérigos le mandaron cartas de felicitación, instándolo a convertir a Rusia en un poder mundial. Bartolomé a todo esto dijo que: “Kirill ha permitido volverse un instrumento, un instrumento de Putin”. ¿Este tiene todo para lograr sus propósitos? Quizás tenga los medios. Los ucranianos entretanto siguen sufriendo como los palestinos».

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