En Guatemala, la captación de niños, niñas y adolescentes para delinquir afecta a muchos menores vulnerables en el país, quienes son reclutados por pandillas y organizaciones criminales para que cometan delitos como la extorsión, el tráfico de drogas, robos y otros actos ilícitos. La captación de menores para actividades delictivas representa una violación de sus derechos fundamentales y un flagrante abuso de su inocencia y vulnerabilidad.
Cito este tema en esta columna, porque durante el hallazgo del cuerpo sin vida del joven Sebastián Pop, más conocido como Farruko Pop, se visibilizó la posible participación de una joven de diecisiete años, quien aparentemente, podría estar implicada en hechos delictivos y que tenía una alerta Alba-Keneth activa.
Como lo expuse el lunes pasado, el problema de los adolescentes en conflicto con la ley penal es un fenómeno que nos atañe a todos y todas. Existen factores que contribuyen a la captación de niños, niñas y adolescentes para delinquir y que en Guatemala lo son la falta de oportunidades y de acceso a servicios básicos como educación, salud y protección social. Muchos menores en situación de pobreza y marginalidad se ven en la necesidad de buscar alternativas para sobrevivir, las pandillas y organizaciones criminales aprovechan esta situación para reclutarlos ofreciéndoles una falsa sensación de pertenencia y protección.
Además, la violencia generalizada en el país y la presencia de pandillas y grupos criminales fuertemente armados crean un entorno propicio para la captación de este grupo vulnerable para actividades delictivas y así también para que fácilmente puedan generarse impunidad para sus actos. Estos menores son atraídos por la promesa de dinero fácil, poder y protección, sin comprender completamente las consecuencias devastadoras que esto puede tener en sus vidas y en sus comunidades.
La falta de seguridad y protección efectiva por parte de las autoridades también juega un papel importante en la captación de menores para delinquir en Guatemala. Muchos de estos niños, niñas y adolescentes no reciben la atención y el apoyo necesarios para salir de situaciones de riesgo y vulnerabilidad, lo que los hace más susceptibles a ser reclutados por pandillas y organizaciones criminales que operan impunemente en muchas áreas del país.
Es crucial que las autoridades guatemaltecas tomen medidas urgentes para abordar este problema y proteger a los niños, niñas y adolescentes de la captación para actividades delictivas. A través de la implementación de políticas y programas de prevención que brinden alternativas positivas y oportunidades de desarrollo, así como fortalecer los sistemas de protección infantil y de justicia juvenil para garantizar que aquellos que han sido reclutados reciban el apoyo necesario para rehabilitarse y reintegrarse en la sociedad de manera saludable y constructiva.
Promover la sensibilización y la educación en la sociedad guatemalteca sobre los riesgos y consecuencias de unirse a pandillas, maras o clicas, e incluir a las comunidades en la protección y el bienestar de la infancia ya que es un problema complejo que requiere una respuesta integral y coordinada por parte de todos los actores involucrados.
Públicamente ya no se supo nada acerca de la jovencita de diecisiete años aparentemente vinculada en los hechos delictivos señalados por obvias razones, ya que debe ser protegida su integridad e identidad. Sin embargo, no debemos dejar de lado que el sistema de justicia juega un rol importante ya que la justicia juvenil debe tener enfoques basados en la rehabilitación, la reinserción y la justicia restaurativa, y no como actualmente se encuentra en Guatemala, en donde se tiene una orientación que se centra en la retribución y el castigo ordenando encerrar a los adolescentes en centros que de nada sirven para una efectiva reinserción social.
Los adolescentes que cometen delitos deben ser responsabilizados por sus acciones, pero también se les deben brindar oportunidades de redimirse y ser conscientes de los hechos que han cometido de manera tal que puedan reinsertarse y sentirse útiles en la sociedad.
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