El discurso del señor Trump, caracterizado por su retórica antimigrante y su apelación a sentimientos de odio y xenofobia, fue un factor clave en su victoria electoral. Su discurso, basado en ideologías extremistas y expresiones de resentimiento, resonó en un sector de la sociedad que se siente identificado con estás ideas nocivas. Ante nuestros ojos estamos presenciando el auge de tendencias peligrosas que atentan directamente contra la vida, derechos y libertades de millones de personas.
Cada decisión ejecutada por la administración del “señor naranja” pone en evidencia como trabaja la máquina ideológica convertida en gobierno, todo ello con el único propósito de fomentar el individualismo y división; entre naciones y ciudadanos, no se le debería otorgar poder a personajes que fomenten valores que atenten contra la vida humana. Ha necesitado tan pocas semanas el gobierno de los Estados Unidos para destruir el imperialismo americano, el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) es un gran problema para países que se encuentra bajo condiciones de subdesarrollo, demostrando así como para algunas doctrinas ideológicas no les resulta importante la vida del prójimo.
Cada ciudadano es libre de elegir a sus autoridades, al mismo tiempo cada uno tiene la potestad de adherirse a cualquier ideología política de su gusto, mientras no transgreda derechos o libertades de otros individuos. La derecha extremista está ocupando varios puestos de poder político a nivel mundial, mientras la izquierda fragmentada les da vía libre para destruir a la sociedad.
Es importante entender que un servidor público asume la responsabilidad de brindar soluciones a los problemas de las grandes mayorías, no solo de un grupo privilegiado como sucede en Estados Unidos, una de las consecuencias de gobernar bajo el extremismo es notar como pervierte mentes y corazones, hemos llegado a tal nivel de cinismo que el mayor enemigo de los inmigrantes sea el propio hijo de inmigrantes, el señor Trump no es nativo americano para exigir el cese al derecho básico de la migración, aunque resulta aún más difícil de creer que el encargado de promover estas acciones tan inhumanas contra los inmigrantes sean efectuadas por el señor Marco Rubio, un personaje con descendencia cubana, ¿qué irónico e inaceptable, no?
Aquellos personajes que con ímpetu indican estar en contra del adoctrinamiento paradójicamente son quienes promueven ideas basadas en ideologías de extrema derecha, aunque lo nieguen es evidente como ponen en marcha la maquinaria ideológica que le hace mucho daño a la humanidad, ser de corrientes contrarias no debería ser condenable, pero debemos tener muy claro que el extremismo no debe ser una opción. Es necesario coexistir para juntos avanzar como sociedad, en unidad y convicción de un mejor mañana.
Diversas organizaciones civiles y actores políticos hablan sobre: soberanía en Guatemala, incluso el propio Ministerio Público rechaza con aparente contundencia la injerencia internacional, no obstante, son fanáticos de lo que sucede en Estados Unidos, llegando a idolatrar al presidente extremista Trump, debemos tener claro que este personaje promueve ideas radicales que atentan contra la soberanía de diversas naciones. Sería interesante preguntarle al señor Rafael Curruchiche o a la señora Consuelo Porras la definición que tienen de «independiente» y «soberano», cuando ellos son los paladines de la corrupción, que tanto daño le hace a Guatemala.
La maquinaria ideológica del norte está haciendo todo lo posible por someter a los países subdesarrollados, a pesar de nuestra condición, Guatemala debe florecer y no ceder ante estás élites depredadoras. Nuestro país vecino El Salvador es un claro ejemplo; ya que ha aceptado ser el patio trasero de Estados Unidos, llegado a niveles tan peligrosos que atentan directamente contra soberanía del pueblo salvadoreño, aunado a eso varios gobiernos de la región (incluido el nuestro), han accedido ante las condiciones del país norteamericano, sin importar las implicaciones graves que pueden conllevar estás decisiones. Ante estos hechos es necesario revivir nuestra memoria histórica y recordar lo grave que es negociar bajo condiciones desfavorables.
La situación se vuelve crítica cuando notamos que en Guatemala han surgido personajes que difunden ideas extremistas, queriendo replicar acciones que atentan contra la república. Es imperante promover el pensamiento crítico para dejar de creer que una tendencia ideológica es mejor que otra, debemos promover una sociedad que coexista con diversidad de pensamientos y sobre todo que deje a un lado el revanchismo y apueste a la construcción de una gran nación. La influencia de países extranjeros es fuerte, pese a ello debemos entender que no vivimos la misma dinámica social por lo que estamos en la obligación de buscar alternativas propias para el beneficio de nuestro pueblo.
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