8M: ¡No surgió para negar diferencias, sino para garantizar que éstas no sean motivo de desigualdad!

Mariana Rohrmoser

marzo 11, 2025 - Actualizado marzo 10, 2025
Mariana Rohrmoser

En efecto, las mujeres no somos iguales a los hombres y eso es normal y está bien.

Nuestras capacidades físicas, cuerpos e incluso formas de pensar o procesar ideas y pensamientos difieren en muchos aspectos. Esto no es cuestión de interpretación y no está mal.

Esto es un hecho, probado científicamente, ¡nos guste o no! Recordemos aquella frase y literatura: ¡Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus!

El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer y surge para recordar hechos profundos basados en luchas históricas que dieron paso para lograr la igualdad de género fundamentados en sus derechos, el reconocimiento de la dignidad y el acceso a oportunidades en condiciones equitativas.

Nunca se pretendió con ello, igualarnos en nada más, pues está claro que las diferencias que nos caracterizan también son necesarias para nuestra propia existencia.

Entonces, mujeres dignas e inteligentes, centradas, racionales y luchadoras, este día no se trata de ideológicas, ni de modas o tendencias recientes, ni mucho menos de un reconocimiento al feminismo extremo, a lo absurdo, a los radicalismos absolutos y sin sentido.

Este día y todos los demás, se trata de una jornada con profundas raíces en la historia de la humanidad.

El origen de esta conmemoración se remonta a las primeras décadas del siglo XX, cuando las mujeres comenzaron a alzar la voz en distintos países, exigiendo mejoras en las condiciones laborales, el derecho al voto y a la participación política-ciudadana.

Así podemos citar, uno de los eventos más emblemáticos ocurrido en 1908 en la ciudad de Nueva York, cuando más de 15,000 trabajadoras textiles, realizaron una marcha exigiendo menos horas laborales, mejores salarios y la finalización al trabajo infantil.

¿Situaciones justas y lógicas, o no?

Así, en 1910, en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague, la recordada Clara Zetkin, propuso se dedicara un día para conmemorar esos esfuerzos de aquellas mujeres que lucharon por la igualdad en los derechos, antes citados, lo que finalmente culminó en 1975, en la oficialización del 8 de marzo, como la fecha determinada para reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos pendientes en la búsqueda de esa equidad.

Sin embargo, es de preguntarse y preguntarle a muchas mujeres, ¿si la conmemoración de este día, sigue guardando simetría con las causas que le dieron origen?

En Guatemala, este pasado 8 de marzo, se llevaron a cabo diversas actividades con motivo de este Día Internacional de la Mujer. Hubo marchas que dieron inicio en la Plaza de los Derechos Humanos, culminando las mismas en la Plaza de la Constitución.

Durante el recorrido, cientos de mujeres y niñas portaron carteles con diversos mensajes, exigiendo justicia y equidad en la sociedad guatemalteca.

Hasta aquí todo bien.

¿Pero qué tiene que ver estas demandas con los desmanes ocasionados?

Mesas volcadas, comida en las aceras, paredes manchadas, gritos e insultos, los cuales no representan en lo más mínimo esa igualdad en los derechos por los que se ha luchado, tirándose por la borda, toda dignidad de las mujeres que marchan, manchándose estas de pura soberbia.

Invitaría a los comercios a dejar de pecar de ingenuos y no brindar más comida gratis y más valdría darlo a quien lo aproveche en honor a mujeres que sí lucharon por derechos.

Que no se pierda el norte para evitar desencuadrar en aquella conmemoración y dar continuidad a las justas demandas.

Esto dista del espíritu que origina aquellas marchas por la búsqueda de la igualdad y la equidad en los derechos y oportunidades de las mujeres.

No se trata de pelear, de menospreciar, de abusar y verter contra el género masculino en forma generalizada cuanta grosería exista.

Estos derechos, por fin adquiridos, deben valorarse por sobre la grosería y las actitudes vandálicas.

Con pena y tristeza se observa nuevamente cómo algunas expresiones de esta lucha han derivado en actos que desvirtúan su verdadero significado.

Grupos autodenominados feministas radicales han llevado sus demandas a extremos, recurriendo a la violencia, al vandalismo y a la destrucción del espacio público y privado, en nombre de la reivindicación.

¡Fatal!

Esos actos no representan la esencia de aquellas luchas por los derechos de la mujer, ni mucho menos contribuyen a generar el respeto y la equidad que tanto buscamos.

Defender derechos no debe confundirse con atacar, maldecir, destruir o imponer ideologías que pretenden desdibujar nuestras diferencias naturales con los hombres.

Reitero, no somos iguales a ellos y eso es perfectamente válido y aceptable.

¡La lucha histórica de las mujeres no ha sido para negar nuestras diferencias, sino para garantizar que éstas no sean motivo de desigualdad, discriminación o violencia!

El Día Internacional de la Mujer, fue constituido para motivar, para construir y para seguir adelante, conquistando espacios y oportunidades que, por mucho tiempo, le han sido vedadas a las mujeres, por lo que resulta absolutamente absurdo y contradictorio, poner en riesgo los grandes avances, ensuciándolos, a través del abuso, la grosería y la vulgaridad.

Las luchas por las causas son perfectamente válidas, más nunca será tolerable el traspaso de los derechos de otros, para conquistar los propios.

Las verdaderas causas se ganan con inteligencia, con argumentos, con educación y por sobre todo con el ejemplo. ¡Nunca con violencia ni destrucción!

Este día y todos los que sea posible deberá recordarse, lo que costó a la mujer tener un voto, participar en la política, acceso a la educación, tener voz y poderla alzar sin represalias.

Llamo a la cordura y a la atención de todas esas mujeres que con abuso a su propia dignidad y sus derechos, arruinan y desprestigian las luchas de tantas mujeres que dieron hasta la vida para lograr esos derechos que hoy gozamos. Reflexionemos y no permitamos que esas vidas hayan sido perdidas en vano.

Estas luchas deben ser legítimas, loables, puras y nunca en honor a la apología del delito.

 El respeto a la propiedad privada, al orden, la convivencia y la justicia deben ser los pilares de estos esfuerzos, pues los derechos también se adquieren y se ganan respetando a los mismos.

¡Sigamos avanzando y que no se nos olvide que cada 8 de marzo se festeja, se conmemora y se lucha por el equilibrio entre la reivindicación y responsabilidad!

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