En nuestro afán de compartir las ideas feministas que nos han permitido entender cómo funciona el sistema y liberarnos de algunas opresiones, fuimos a facilitar un taller con un grupo de jóvenes mujeres y hombres de Alta y Baja Verapaz y Petén. El encuentro se llevó a cabo en una comunidad muy especial, la Cooperativa Nuevo Horizonte, en Santa Ana, Petén, “Un espacio de resistencia comunitaria hecho de trabajo colectivo, historia revolucionaria y convivencia solidaria”, como se describen.
Nuevo Horizonte fue fundada después de la firma de los Acuerdos de Paz, en 1998 por 126 personas procedentes de las Fuerzas Armadas Rebeldes. La finca donde fueron asentadas no tenía nada sembrado, no había agua, mucho menos electricidad. Al igual que les pasó a quienes estuvieron en las Comunidades de Población en Resistencia y fueron reubicadas, las condiciones al inicio fueron muy duras y tuvieron que empezar de cero. Pero la organización que ya habían experimentado durante la guerra contrainsurgente les permitió vencer los obstáculos y construir una comunidad que hoy cuenta con los servicios básicos, escuela e instituto, y varios proyectos que buscan generar empleo y condiciones de vida digna.
En el centro de Nuevo Horizonte hay una hermosa ceiba sembrada justo hace 26 años, en torno a la que han construido un muro de piedra en forma de corazón donde quedaron las cenizas de Rosa Griselda Orantes Zelada, la Capitana María (1946-2000), una mujer legendaria que combatió en la guerrilla y es recordada por su carácter y fuerza, por las acciones que emprendió y por su entrega a la causa. Bajo esa sombra fresca hay un parque infantil, un quiosco y el salón comunitario decorado por murales que hablan del pasado y del porvenir.
Atravesando un campo verde hay un edificio grande que alberga el Museo de Nuevo Horizonte. Este, quizá, es uno de los puntos destacados de la visita, ya que no sólo es un recinto donde conservan objetos del pasado, sino la memoria de la comunidad. El trabajo que el artista Marlon García ha hecho allí es notable: la información y la curaduría dan un panorama ilustrativo de cómo fue la vida de la guerrilla y cómo es el entorno donde hoy viven. Pocas aldeas y comunidades en el país cuentan con espacios donde resguardar el registro de su pasado y donde verse reflejadas.
La cooperativa cuenta con varios proyectos, como turismo comunitario, con paquetes para distintos gustos; vivero, reforestación, educación, salud y actividades comerciales. Todo ello en búsqueda de sostenibilidad para sí y para las próximas generaciones. Las dificultades que enfrentan son grandes, como las de la mayoría de comunidades rurales, pero aquí hay conciencia de que la lucha por la sobrevivencia en la actualidad, es la continuidad de las luchas por la justicia que se han librado desde siempre.
Los intercambios con jóvenes de distintas edades y procedencias son para mí muy estimulantes, no sólo por los contrastes, sino por su claridad. Su capacidad de captar y aplicar los conocimientos permite avanzar y profundizar en el aprendizaje. La creatividad y el desenfado, cuando los espacios son de confianza, hacen que esos encuentros sean placenteros y divertidos. Debo decir que regresé con el corazón henchido de esperanza. Con la certeza de que no todo está perdido.
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