La herencia africana en Guatemala y su literatura

El escritor guatemalteco Dante Liano, ganador del Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias 1991, presenta el libro "El ocre, el rojo y el verde: poetas afrodescendientes guatemaltecos y dominicanos". En esta obra, además de una selección de textos de cinco poetas, el autor ofrece una mirada a los hechos históricos que confirman la significativa presencia africana en las raíces de la cultura de Guatemala.

Ana Lucía Mendizábal     agosto 25, 2024

Última actualización: agosto 24, 2024 7:44 pm

El escritor, crítico literario e investigador Dante Liano.

Dante Liano (Chimaltenango, 1948) fue parte del equipo de 100 investigadores que trabajaron en el proyecto Mundos conectados (Conneccaribbean), que fue financiado por la Unión Europea. La premisa de este estudio, propuesto, en 2018, por la profesora Consuelo Naranjo Orovio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en España, era que el trabajo realizado por africanos en los ingenios de las Antillas y en todo el Mar Caribe financió la modernización de Europa y de Occidente.

Encontrar las evidencias históricas que confirmaran la gigantesca contribución africana a la creación de riqueza y al desarrollo industrial, requería de una gran investigación en distintos países. De Europa, se eligieron España, Italia, Francia y Alemania. De América Latina, Costa Rica, República Dominicana, Cuba, Puerto Rico, Chile y Colombia. 

Debido a la pandemia, el proyecto debió posponerse y se reanudó en 2021. “Viajé a Costa Rica y a República Dominicana. Pero yo todo lo conecto con Guatemala y pensé: si en todos los países ha habido presencia africana, seguramente en Guatemala también”, afirma Liano. Las sospechas del escritor serían confirmadas. En la Academia de Geografía e Historia, con apoyo de Ana María Urruela de Quezada, tuvo acceso a investigaciones donde consta que en el país hubo mucha más presencia africana de la que los guatemaltecos de a pie asumen.

El escritor guatemalteco Dante Liano exploró las raíces africanas presentes en la cultura guatemalteca. Foto: Ana Lucía Mendizábal

“Resulta que los historiadores sí han estudiado esta realidad y los resultados son verdaderamente buenos, solo que, por alguna razón, esas investigaciones muy especializadas no han pasado a la memoria colectiva”, señala. Entre los escritos que Dante Liano descubrió se encuentran los de muchos autores especializados, entre ellos los de renombrados académicos como Jorge Luján, Paul Lokken, Christopher Lutz y Horacio Cabezas.  Con base en los autores consultados, Liano ahondó en datos y hechos que explican cómo se dieron procesos de mestizaje y como, poco a poco fue invisibilizándose la herencia africana en el país.

El proyecto Mundos conectados, cuyo trabajo concluyó este año, dio como resultado varios informes y libros. En el caso de Dante Liano, además, esa experiencia de investigación forma parte del libro El ocre, el rojo y el verde: Poetas afrodescendientes guatemaltecos y dominicanos (Sophos, 2024). En él, el autor recopila el trabajo de cinco autores actuales y en una amplia introducción, ofrece datos históricos, análisis y reflexiones, no solo de lo sucedido en Guatemala, sino en todo el continente.

En el prólogo, Liano refiere que, en la historiografía clásica, se encuentra evidencia de afrodescendientes en territorio guatemalteco, que plasmaron desde Bernal Díaz del Castillo, Antonio de Remesal, Francisco Antonio Fuentes y Guzmán y José Milla. Cita menciones ocasionales de africanos en obras como Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (Díaz del Castillo), Historia General de las Indias Occidentales (Remesal), Recordación Florida (Fuentes y Guzmán) e Historia de Centroamérica (Milla).

Una presencia extendida y negada

Liano comenta que, aunque en el imaginario de la mayoría de los guatemaltecos la población afrodescendiente del país se concentra en Izabal, la verdad es que ha estado presente en gran parte del territorio. 

El escritor enfatiza que, en la Época Colonial, tanto en las iglesias como en las casas de las familias acomodadas no faltaban los esclavos afrodescendientes. Aunque la servidumbre indígena también era frecuente, Liano señala que era diferente, porque la población doméstica indígena era, oficialmente, libre por las Nuevas Leyes de Indias que se emitieron en 1542.  En cambio, los africanos podían ser esclavizados. De hecho, fue así como llegaron a tierras centroamericanas. 

Cuando se necesitó mano de obra para los ingenios de la Costa Sur y en Amatitlán, trajeron de Angola a africanos que se establecieron en el barrio de Chipilapa en La Antigua Guatemala, que hoy en día es solo una calle. 

Un caso paradigmático es el de La Gomera, Escuintla. El investigador cuenta que, en 1611, Antonio Peraza de Ayala y Rojas, Conde de la Gomera, fue nombrado Capitán General. En ese tiempo funcionaban los ingenios de azúcar en la Costa Sur, en las que se concentraba gran número de esclavos negros.  Algunos de estos se escapaban hacia los montes y se convertían en cimarrones. Uno de los incidentes más resonantes se dio cuando un grupo de esclavos se escapó y armó una banda de delincuentes.

El Capitán General mandó tropas a combatirlos. Mataron a algunos y a los demás los capturaron, los sometieron a castigos y los devolvieron a sus patrones. Sin embargo, a partir de ese incidente, hubo negociaciones con los afrodescendientes. Se les concedió un espacio de tierra a cambio de que ellos ayudaran a controlar a la población indígena y a otros cimarrones. “Los usaron como seguridad privada, pero les dieron un pueblo que, en honor al Conde de la Gomera, se llamó La Gomera”, refiere Dante Liano. 

El año pasado, al llegar a La Gomera para profundizar su investigación sobre el origen de esta población, Liano se encontró con el desconocimiento, incluso con la convicción de algunos de sus habitantes de que todos ahí eran de origen español. 

¿Y los descendientes?

Ante los estudios que muestran que, desde el siglo XVI, hubo mucha más presencia africana en el país de la que se reconoce, surgen preguntas como: ¿qué sucedió con esa población? o ¿dónde está su descendencia? Liano dice: “En las calles de Guatemala, e incluso, en las reuniones, uno ve gente que tiene rasgos fenotípicos africanos, pero no hay orgullo de ser afrodescendientes. La gente se llama a sí misma ladina”. Explica que, incluso entre los propios individuos que podrían ser afrodescendientes, hay desconocimiento de sus orígenes. 

En el libro, Liano anota que las relaciones entre africanos e indígenas fueron difíciles, porque los patronos utilizaban a los primeros para infringir los derechos de los segundos. Pero también se dio una circunstancia, que el escritor destaca y es que venían pocas mujeres africanas, por lo que se dieron matrimonios entre hombres africanos y mujeres indígenas. Al ser las madres indígenas, legalmente libres, sus hijos también nacían siéndolo. De ahí surge una población libre y mestiza. Pero en la conciencia colectiva, este podría haber sido un estigma, por lo que no se fomentó el orgullo por esta herencia.

Liano enfatiza en la importancia de descubrir la herencia africana en el país y reconocer las contribuciones en la cultura. “Uno se da cuenta que a la multiculturalidad de Guatemala es muy rica y variada, pero hay que añadirle el elemento africano. Nuestro trabajo con la cultura es hacer ver que las raíces africanas de América Latina son de gran riqueza”, acentúa. 

Entre las contribuciones culturales que, según Liano, son muy importantes está el origen de la marimba, que si bien es en estos territorios donde se transforma y desarrolla, se ha documentado que su origen es africano. “Este es un rasgo nacional que viene de las raíces africanas e indudablemente es una riqueza”, agrega.

El desconocimiento generalizado

Liano apunta que la falta de reconocimiento de las raíces africanas es algo común en muchos países América Latina. Cita ejemplos como los de México, Argentina o Chile.  “En todos los países hubo africanos y a veces, muchos, pero en la memoria elaborada por la colectividad lo han borrado. Eso quiere decir que existe un racismo muy fuerte”, señala. Añade que muchas veces ese racismo es opacado por el que también se ha ejercido contra los propios pueblos originarios, pero eso no lo hace desaparecer. “Se dice que no hay racismo contra los negros, porque no hay negros, es decir se niega su existencia”, apunta.  

En otros ámbitos, sí se reconoce esta presencia, y en el caso de la experiencia de Liano en Costa Rica, se encontró con un país que no solo aprecia esta herencia, sino que la ha destacado a través de diversas manifestaciones culturales e incluso la aprovecha como parte de su legado.

Añade que, a nivel latinoamericano, es innegable la influencia africana en la música. Además, enfatiza en la huella que quedó impregnada en la literatura latinoamericana. “Hay rasgos de la imaginación africana en novelas como Cien años de soledad”, indica. Incluso, cita cómo el realismo mágico también parte de ese legado y ya estaba presente en antecesores de García Márquez como Alejo Carpentier y Manuel Zapata Olivella. 

Así nació el libro

Con los hallazgos realizados y confirmados, Liano tuvo la inquietud de conectar ese rico pasado, con el presente en Guatemala.  Él conocía al escritor Julio Serrano (Quetzaltenango, 1983) y tenía referencias de Winston González (Livingston, 1986). Ellos conocían a Nora Murillo (Puerto Barrios, 1964). Liano decidió aprovechar la Feria Internacional del Libro en Guatemala de 2023 para organizar un recital de poetas afrodescendientes. 

“Aceptaron inmediatamente y fue algo extraordinario. La poesía que leyeron es de gran calidad”, refiere Dante Liano. El autor describe a cada uno de los tres participantes en ese evento: “Encuentro que Nora Murillo es muy entrañable, íntima y al mismo tiempo comprometida”. Acerca de Wingston González señala: “Hace juegos pirotécnicos, cuando presenta sus poemas, él dramatiza. Pero cuando uno lee la poesía sin que él esté presente, se da cuenta del enorme trabajo que él hace con innovaciones y vanguardia. Es un poeta extraordinario”.

De Serrano destaca: “Realiza investigaciones muy profundas, muy telúricas sobre sus diferentes orígenes. Él es de Xela y eso da una dimensión diferente. Quiere decir que aún en los departamentos del Altiplano hay huella de la población afrodescendiente”, añade. 

Luego de esa experiencia, que Liano describe como “incomparable”, dirigió sus pasos hacia República Dominicana para continuar con el trabajo del proyecto. Ahí se reunió con Lauristely Peña (Montecristi República Dominicana, 1989) y Michelle Ricardo (Santo Domingo, República Dominicana, 1986). Ambas llevan adelante la iniciativa Anticanón, que busca reafirmar sus orígenes africanos en un ámbito en el que se han impuesto las visiones y expresiones españolas. 

Michelle Ricardo y Lauristely Peña. Foto: Contranarrativas.com

Luego de conocer el trabajo de las poetas dominicanas, Liano organizó el recital sobre el arte y la literatura afrodescendiente que se presentó en Filgua 2024, con la participación de Julio Serrano, Nora Murillo, Wingston González, Lauristely Peña Solano y Michelle Ricardo.

El libro El ocre, el rojo y el verde fue presentado en Filgua 2024. Foto: Ana Lucía Mendizábal

De ahí, Liano quiso dejar constancia de este encuentro, a través de una antología. Para esta publicación, que señala, era “un poco un sueño” tuvo el respaldo de Philippe Hunziker, de Sophos, y de la Universidad de Milán. Presentó el proyecto y fue aceptado. En el libro El ocre, el rojo y el verde, Liano seleccionó escritos de los cinco autores que reflejan, cada uno a su manera, cómo se perciben los afrodescendientes actuales en estos países latinoamericanos, de los que el crítico literario señala, “tienen una relación mucho más intensa de la que hay entre República Dominicana y otros países de las Antillas. Por alguna razón, República Dominicana tiene una vocación centroamericana y la historia lo ha demostrado”. 

Plumas presentes

Wingston González es escritor, traductor y artista transdisciplinar. En 2015 obtuvo el Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón por su libro Traslaciones y fue reconocido por la revista Forbes Centroamérica como uno de los artistas más creativos de la región. Ha liderado el proyecto editorial Wanichugu, que promueve literatura garífuna en Centroamérica.

Julio Serrano es poeta, escritor y artista multidisciplinar. Entre sus publicaciones se destacan Tierra, Antes del mar, Estados de la materia, Central América, además de libros de literatura infantil como Dos cabezas para meter un gol. Es cofundador de la Agencia Ocote, que en 2022 obtuvo el Premio García Márquez. Su libro Balam, lluvia  y la casa ha obtenido premios y nominaciones a nivel internacional. En 2022 obtuvo el reconocimiento PEN Translates y en 2024 fue finalista en dos importantes premiaciones en Londres. 

Nora Murillo es poeta, investigadora social y docente universitaria. Ha sido premiada en el Certamen de poesía Mujeres accionando desde el arte (2004), en el Primer Certamen Nacional de Poesía Alaíde Foppa (2022) y recibió mención honorífica en el certamen literario universitario Juan Francisco Gutiérrez (2015). Entre sus títulos se destacan Abrir la puerta, A voz en grito, Sur desterrada, El cangrejal y La esquina violenta y los cadáveres sin nombre. 

Michelle Ricardo es artista visual, poeta y activista. Fue integrante de del colectivo internacional de Hip-Hop Quilomboarte. Es cofundadora del Proyecto Anticanon. Ha realizado diversas presentaciones poéticas en México, Colombia, Puerto Rico, Haití y República Dominicana. Se enfoca en una postura crítica y reflexiva sobre ser afrodescendiente, mujer e isleña. 

Lauristely Peña Solano es escritora, gestora cultural y docente. Coordinadora general del proyecto y de la editorial Anticanon. Entre sus libros se destacan Biblioteca tomada, En aquellos tiempos…, Roja, Abyecta, Consagración del odio, Josefina Miniño: A telón abierto y Dictado de luna

El autor e investigador

Dante Liano es Licenciado en Letras de la Universidad de San Carlos y Doctor en Literatura por la Universidad de Florencia, Italia. Entre sus múltiples títulos se destacan las novelas El hombre de Monserrat, El misterio de San Andrés, El abogado y la señora, El hijo de casa y Réquiem por Teresa. En 1991 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura Miguel Ángel Asturias y dos obras suyas han sido finalistas en el premio Herralde de Novela, en 1987 y 2022. En 2023 le fue dedicada la vigésima edición de la Filgua. 

A pesar de haber vivido gran parte de su vida en Italia, Guatemala permanece en el centro de su literatura. “Mi finalidad es desvelar este aspecto de la cultura guatemalteca que es una gran riqueza. Ir abriendo cajones para ir descubriendo el oro que hay escondido ahí”, declara.

Liano habla con emoción acerca de Guatemala, “He ido a otros países de Latinoamérica y un pensamiento me viene estando en esos países: Guatemala ofrece tal cantidad de tesoros que no nos damos cuenta». Tiene clara su misión. “Si uno se propone ser un intelectual, lo mínimo que puede hacer con su trabajo es descubrir la cultura, reafirmar la cultura y hacer valer la importancia que tiene la cultura para la identidad nacional”, concluye.

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