Continuum, una mirada a los avances en la expresión artística

El arte se abre caminos para establecer conexiones entre el pasado, el presente y el futuro a través de los nuevos medios. Las piezas que conforman la exposición Continuum, que se muestra en dos sedes de la Antigua Guatemala, dan cuenta de la evolución y las nuevas formas de comunicación que han encontrado artistas visuales de ocho países.

Ana Lucía Mendizábal

agosto 18, 2024 - Actualizado agosto 19, 2024

Fotos: Fundación Paiz para la Educación y la Cultura

Verdades universales, conocimientos ancestrales y realidades cuya develación, en algunos casos, puede ser dolorosa, incluso peligrosa, se comunican a través del arte. A lo largo de la historia, los artistas han encontrado maneras diversas de transmitir mensajes fundamentales. Para ello, han debido evadir prejuicios, desafiar los límites y echar mano de recursos tecnológicos y de los llamados nuevos medios. 

Precisamente, ejemplos del arte digital y de estos nuevos medios son los que se exhiben en la muestra Continuum, que se encuentra instalada tanto en el Centro de Formación de la Cooperación Española (CFCE), como en el Museo Nacional de Arte en Guatemala (MUNAG).  Esta exposición es organizada por la Fundación Paiz para la Educación y la Cultura, como parte de una serie de actividades que comenzaron en julio pasado con la celebración del Festival de la Luz, que incluyó, además de la apertura de la muestra, el primer Congreso de Artes Digitales ArtTec

El artista visual Waseem Syed, quien es el curador de la fundación organizadora, explica que el carácter revolucionario del arte se basa en la disrupción que aleja a los creadores del status quo. “El artista, por su oficio, tiene la capacidad de visualizar lo que viene, a través de tomar en cuenta todo lo que está sucediendo a su alrededor y de hilar los puntos diferentes que ve alrededor flotando”, asegura. “Las artes digitales y los nuevos medios representan los últimos capítulos de esta tradición disruptiva”, expresó el curador en su discurso de inauguración de la muestra.

Waseem reconoce que el estar a la vanguardia y buscar nuevas formas de expresión no siempre es bien recibido por la mayoría del público. “La gente está acostumbrada a la seguridad”. Sin embargo, en Guatemala, ya se ha recorrido camino y, precisamente, eventos como la Bienal de Arte Paiz, que en 2025 cumplirá su edición número 24, han abierto las puertas a la diversidad de expresiones. 

Waseem Syed es el curador de Fundación Paiz y principal organizador de la muestra. Foto: Fundación Paiz

De acuerdo con Syed, la Fundación Paiz, a través de las bienales, siempre ha estado a la vanguardia y ha tenido las tendencias más actuales del arte en el mundo. “Nuestra huella es internacional. Nuestro enfoque es estar a nivel del conocimiento artístico internacional. Estamos enchufados con las conversaciones que se están dando a nivel global”, recalca. Añade que, a principios de este año, miembros de la fundación realizaron una gira que incluyó visitas a la Bienal de Venecia y a España, en donde hubo entrevistas con artistas, estudios y curadores con los que se establecieron diálogos que cimentaron aún más las perspectivas vigentes respecto al arte. 

Estas experiencias les permitieron confirmar que los nuevos medios están cada vez más presentes y eso se verá reflejado en la próxima bienal, por lo que se tomó la decisión de realizar tanto el congreso como la exposición como parte de la preparación para lo que vendrá. “Este evento es parte de un ejercicio educativo. Para abrir la mente y establecer conversaciones”, explica. Desde el momento de las convocatorias a ponentes y artistas, los organizadores se dieron cuenta de que las expectativas se quedarían cortas.  “Lo que pasó es que habíamos pensado algo más pequeño, pero se volvió muchísimo más grande, casi como una bienal por la complejidad y el nivel de participación”, refiere el curador.

En el congreso, hubo 17 ponentes de ocho países. Según el organizador, se buscó que las conversaciones no fueran muy complejas, para que la gente que comenzaba a involucrarse en estos ámbitos, aprovechara mejor la experiencia. Además, existió apertura para que quienes llegaran pudieran conversar con los artistas y realizar las consultas necesarias. La idea de Waseem fue siempre la del intercambio. «No solamente aprender del talento que viene de afuera sino también mostrar lo que hay aquí en Guatemala», expresa. De esa cuenta, se creó una sinergia que poco a poco comienza a dar frutos. Como constancia de esto está la muestra Continuum. Las piezas se encuentran en dos sedes distintas, ubicadas a pocas cuadras, en La Antigua Guatemala.

Las piezas en el CFCE

En el CFCE, la exposición estará disponible al público hasta el 31 de agosto y puede ser visitada de lunes a domingo entre las 9:00 y las 18:00 horas. 

El primer exponente en aparecer en este recinto es el guatemalteco Jorge Linares, quien fue el ganador de Juannio 2024.  El curador señala que es importante apreciar las piezas de este creador en el contexto y conocer de dónde provienen tanto su temática como las formas que elige para su expresión. Linares es un artista académico, graduado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas Rafael Rodríguez Padilla (ENAP). 

Las piezas de Jorge Luis Linares se adentran en las problemáticas de consumo y diversos tipos de contaminación en el área urbana, a través de técnicas variadas. Foto: Fundación Paiz

En el texto de sala de la muestra se exalta: “La investigación de Linares en las artes visuales se ha centrado en la obsesión por editar, modificar e intervenir el espacio a través de diversos medios, técnicas digitales y prácticas artísticas contemporáneas…”.  

Las piezas que expone son No Lugares (2024), Crecimiento vertical 01 (2013), Crecimiento vertical 02 (2022), Crecimiento vertical 04 (2022), Levedad (2018), Libre Comercio (2016), Intervención geométrica (2014), Interrelación (2013), Contaminación visual 02 (2013), Fluctuaciones (2024), NO-SER (2022), Polución x 3.1416 (2015), Tráfico aéreo (2013). 

El próximo expositor es José Wolff, de quien Waseem indica, “ha trabajado contra viento y marea este estilo”. Él presenta la pieza No pensamos, que es una animación digital proyectada en tres paredes.  De acuerdo con el texto curatorial, “el artista prefiere utilizar las herramientas digitales de una manera más vinculada a lo tradicional, incorporando algo humano y emocional al medio digital. Utiliza puntos en movimiento para representar unidades o átomos que forman parte de algo más grande y con sentido, convirtiéndose en algo mayor que sus componentes aislados”. 

No pensamos, de José Wolff es una pieza animada que, a través de puntos en movimiento representa unidades o átomos. Foto: Fundación Paiz

Waseem refiere que uno de los objetivos de Wolff es recrear obras de Joaquín Orellana electrónicamente. 

En otra sala del CFCE, se encuentra la obra del creador cubano Rodolfo Peraza, quien es creador de la Fundación MUD, una plataforma para artistas digitales con sede en Miami. Este artista presenta dos obras en las que pone de manifiesto un espíritu crítico y lúdico a la vez. El primero es Juega y aprende 2.0 (2006), en la que transforma el contenido del Manual de Educación Formal, que contenía una serie de normativas para regular el comportamiento de los niños en la Cuba entre 1973 y 2000, en un campo de batalla virtual, en el que el jugador gana puntos por cada una de las normas que rompe. 

A través de la pieza Manual de Educación Formal, que él ha convertido en un juego, Rodolfo Peraza evidencia la represión en los métodos de instrucción cubanos. Foto: Fundación Paiz

La otra pieza es PILGRAM 3.1 (2024), una instalación interactiva que permite monitorear en tiempo real las comunicaciones entre Miami, Estados Unidos y La Habana Cuba. Consta de distintas piezas que van profundizando en las influencias que se ejercen tanto de adentro para afuera de la isla, como viceversa. 

Las propuestas en el MUNAG

La otra sede de la exposición es el MUNAG y, específicamente, 11 nuevas salas que se han abierto hace poco y que anteriormente eran ocupadas por oficinas de la SAT. Waseem Syed destaca la importancia simbólica de montar parte de la muestra en este espacio. “Para mí fue muy importante hacerlo allá, porque se están conmemorando los 500 años de Antigua y en mi discurso conecté la historia con la tecnología”, señala. Enfatiza en la importancia de establecer un diálogo acerca del futuro en ese edificio que tiene 500 años.  

La instalación de la exhibición en ese espacio, que es Patrimonio Cultural de la Nación, conllevó retos porque en sus muros es prohibido pegar o colocar cualquier material. Así que quienes montaron la muestra debieron ingeniárselas para hacerlo respetando las normas. Estas circunstancias también llevaron al equipo a la reflexión de que no se tiene que destruir algo histórico para crear algo nuevo.   En el MUNAG, las obras estarán expuestas hasta el 18 de septiembre y la exposición puede visitarse de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. 

El recorrido en esta sede se inicia con el trabajo del español José Ignacio Hernández Sánchez, quien es reconocido en el ámbito del sonido y la música. Este artista presenta el video El milagro moderno del cine sonoro (2024).  En la nota curatorial se explica: “En esta obra, elementos muy dispares se mezclan desafiando los roles y estilos audiovisuales tradicionales. Imágenes de la década de 1940 y animaciones producidas por inteligencia artificial se integran a través de una transformación musical y visual. Al mismo tiempo, el carácter documental de la película se torna más evocador, adquiriendo la tensión de un thriller”. 

El milagro moderno del cine sonoro, de José Ignacio Hernández Sánchez. Foto: Fundación Paiz

La propuesta del artista chileno Cristóbal Cea es Caverna Chismosa (2024). Es una animación en 3D, en la que se presentan seres digitales que no son humanos pero que, según describe Waseem, “tienen ojos en el estómago, no tienen cabeza, pero sí piernas y brazos”. La pieza se adentra en la historia de la colonización del hemisferio sur. En esos procesos, los colonizadores inventaban chismes y rumores en los que a través de la creación de imaginarios provocaban miedo a las poblaciones. En la exposición se escucha a un grupo de Descabezados y Ewaipanomas debatir sobre las virtudes y peligros de la imaginación, la naturaleza del chisme y la historia de su evolución como rumores encarnados. 

La pieza de Cristóbal Cea es Caverna Chismosa. Foto: Fundación Paiz

La pieza del colombiano Leonardo Castañeda es Bioma de Manglares Camoflux 360° (2024). El artista fusiona paisajes, cuerpos y tecnologías en un videojuego que se anticipa a un cataclismo y presenta a una especie posthumana que construye un teletransportador para comunicarse con entornos vivos. En la pieza se fusionan técnicas de animación 3D, mediante herramientas digitales y analógicas con pinturas, fotos, dibujos y escultura de realidad virtual. 

La pieza presentada por Leonardo Castañeda es un videojuego futurista. Foto: Fundación Paiz

Al avanzar en el recorrido, el visitante se encontrará con tres artistas guatemaltecos que, a decir del curador, “representan la sabiduría de los pueblos originarios”. El primero es el astrofotógrafo Sergio Montúfar. “Él ha investigado los cielos, y por ende el conocimiento de la astronomía maya”, refiere Syed. La presentación de Montúfar es Estrellas Ancestrales (2024). Es una obra de arte audiovisual que explora el patrimonio astronómico del país y fusiona investigación científica con expresión artística. Utiliza técnicas avanzadas de fotografía, video cámaras sensibles a la oscuridad, drones y procesamiento digital, así como una banda sonora que permite una experiencia inmersiva. En las piezas intervienen asesores científicos, contadores del tiempo y un equipo de artistas.  Su pieza central es el Altar 3 “Ch´umilal” y forma parte de un recorrido que incluye cuatro altares, representando los puntos cardinales y el paso del tiempo. 

El astro fotógrafo Sergio Montúfar explica los detalles de su instalación. Foto: Fundación Paiz

La muestra continúa con el trabajo conjunto de Francisco Sandoval “Chesco” y José Antonio Jolón, de Santiago Sacatepéquez. Este proyecto, es según refiere Syed, “un barrilete gigantesco, para el que tuvimos que crear un sistema especial para sostenerlo”. El curador explica que Sandoval proyecta un mapping sobre esa estructura, con lo cual, el barrilete cobra vida. Syed señala que para él es muy importante que esta temática estuviera presente, porque se espera que la tradición de los Barriletes Gigantes sea declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad.   “Basada en un Toroide, la obra presenta espirales decoradas con diseños geométricos y tejidos de trajes regionales de Guatemala. En cada espiral se aprecian dos deidades mayas: Kukulkan (Dios del viento) y Chaac (Dios del agua y la lluvia), ambos cruciales en la cultura maya”, expresa el texto de sala. 

Francisco Sandoval «Chesco Lab» con la obra que presenta en la exposición. Foto: Fundación Paiz

Antonio Campollo presenta Tejidos de luz (2024), que es un micro mapping realizado sobre los patrones y geometría de tejidos ceremoniales de Guatemala. Examina cómo cada color y forma en estos tejidos tiene un propósito y un significado específico… “Ofrece una interpretación artística de cómo podría haberse visualizado la energía utilizada en las tecnologías ancestrales, mediante el uso de tecnología moderna”, detalla el curador. Añade que el proyecto explora las distintas formas de estados emocionales a través de viajes visuales que interactúan con nuevas tecnologías y la percepción humana. 

Tejidos de luz, de Antonio Campollo se encuentra también en el MUNAG. Foto: Fundación Paiz

Alba Triana, la artista visual y sonora colombiana, se presenta con Materia Vital: Dueto para Platillo Vibrante y Sombra (2022). Es una instalación sonora que dura 30 minutos y en la que un platillo es estimulado con energía acústica para activar sus patrones naturales de vibración. Así, el instrumento vibra sin que nadie lo toque. Sus vibraciones se escuchan en el espacio y se ven tanto en su superficie como en su sombra proyectada en la pared. “La pieza se desenvuelve en la dimensión espacio-tiempo, integrando música, escultura vibracional, imagen en movimiento, performance, coreografía e instalación”, se describe. 

Alba Triana presenta Materia Vital: Dueto para Platillo Vibrante y Sombra. Foto: Fundación Paiz

La artista mexicana Fabiola Larios, quien pertenece a una incubadora artística en Miami, aporta su obra Internet Entanglement (2023), en la que recrea la escena de un crimen a través de cables ethernet. En esta instalación destaca los peligros de internet y la prevalencia de homicidios en línea y muertes causadas por ella. Además, muestra cómo estos cables ethernet, generalmente asociados con la conectividad y la comunicación, en este contexto se utilizan para representar los peligros de las conexiones virtuales. 

Internet Entanglement, de Fabiola Larios. Foto: Fundación Paiz

Esta artista también incluye en la muestra la pieza Gemas de obsolescencia (2024), que es una instalación en la que transformó una laptop con perlas, gemas transparentes y un espejo, explorando la interconexión entre humanos y máquinas, el ciclo de uso y la obsolescencia. 

Gemas de obsolescencia, de Fabiola Larios. Foto: Fundación Paiz

La mercantilización de la inteligencia es el tema que el venezolano Moisés Sanabria propone a través de su obra Comprador inteligente (2024). En la pieza se pueden apreciar cerebros impresos en 3D, dentro de un carrito de supermercado. Según el texto curatorial, la obra explora, además, el valor humano en medio del auge del capitalismo neuronal. Sanabria también presenta El precio de la existencia, un esqueleto envuelto en billetes que refleja una era donde la cultura del consumo se entrelaza con los reinos digitales, que capturan el espíritu de nuestra identidad capitalista artificial.     

Comprador inteligente, de Moisés Sanabria. Foto: Fundación Paiz

Otro de los expositores guatemaltecos es Balam. Un artista que radica en Estados Unidos y trabaja con tecnología. Su formación inicial fue como pintor. La pieza que expone es Cubo: Ecos en el algoritmo (2024). Waseem Syed la describe como un triángulo de metal que contiene una base negra y arriba cuenta con un sensor. Al meter la mano dentro del triángulo se puede controlar elementos de la pieza. “Esta obra desmantela el supuesto del observador pasivo, gracias al poder de la informática espacial de vanguardia”, expresa la curaduría. 

Cubo: Ecos en el algoritmo es la pieza que presenta Balam. Foto: Fundación Paiz

El artista mexicano Alfredo Salazar presenta la obra El sueño de la hija del jaguar (2024), un documental virtual en 360 grados. Para la realización de este trabajo, estuvo en Guatemala durante la gran ola de migración de Venezuela a Estados Unidos y documentó las vivencias de los migrantes desde dentro. Salazar ofrece al espectador ser parte de esta experiencia, a través de cascos de realidad virtual.  La obra se divide en tres partes, en el que Achik’ (el espíritu de una joven migrante) guía a los espectadores a través de sus sueños y recuerdos del arduo viaje hacia el norte. Comienza en la selva guatemalteca, viaja por el centro de México y llega al desierto de Arizona. 

El sueño de la hija del jaguar, de Alfredo Salazar. Foto: Fundación Paiz

El colombiano Sebastián González Dixon ofrece una experiencia interactiva con Momentum (2023), en el que un instrumento electrónico, sonoro y visual se activa por la inercia cuando es manipulado por un intérprete-usuario. Este objeto tubular, de tamaño y peso significativos, está equipado con sensores y transmisores enlazados a un sistema de síntesis que genera señales de audio y video en tiempo real basadas en los movimientos del objeto en su interacción con el usuario. 

Momentum, de Sebastián González Dixon. Foto: Fundación Paiz

Alejandro Villegas Pabón, de Colombia, combina la denuncia con la esperanza, a través de su pieza Sobre políticas vegetales (2022). En ella evidencia las consecuencias de los monocultivos impuestos por empresas que decidieron ignorar la sabiduría de los pueblos americanos, con tal de obtener ganancias. Villegas examina las luchas políticas en América Latina en torno a la soberanía alimentaria, la deforestación y la biodiversidad.  La obra utiliza tecnología avanzada para mapear las relaciones entre soja y amaranto, reflejando de esta manera la colonización y las disputas por la privatización de semillas y la soberanía territorial. 

Sobre políticas vegetales, de Alejandro Villegas Pabón. Foto: Fundación Paiz

Cada una de las piezas presentes en esta exposición brindan oportunidades no solo de conectarse con visiones futuristas, sino también de redescubrir el pasado y analizar el presente con ojos críticos, pero sin abandonar por eso el sentido estético y hasta lúdico del arte. 

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