Miguel Ángel Asturias en su casa de París, en 1973. Foto: Fondo Asturias BNF, en exposición en el Palacio Nacional de la Cultura
Los restos mortales de Miguel Ángel Asturias, que han reposado durante 50 años en el cementerio Pere Lachaise de París, Francia, se trasladarán a Guatemala, según la decisión de su familia. Así lo anunció su hijo, Miguel Ángel Asturias Amado, durante el acto en el que el Presidente de la República, Bernardo Arévalo firmó el Acuerdo Gubernativo 92-2024, con el que declaró un año dedicado a Asturias, en conmemoración del 125 aniversario de su nacimiento y el 50 de su muerte.
Asturias Amado señaló que él y su sobrino Sandino Asturias tomaron la decisión de repatriar los restos de su padre durante el gobierno de Bernardo Arévalo. Indicó que los dos gobiernos anteriores le habían propuesto la repatriación, pero dijo que al ser estos dos gobiernos parte del pacto de corruptos, no había aceptado, porque su padre no lo habría querido así.
Antes, el hijo de El Gran Lengua, contó detalles de la muerte de su padre. Recordó que un año antes, en 1973, ya había sido operado en París por un cáncer. En abril de 1974 salió de París para realizar varias actividades, entre ellas la visita a la tumba del Hermano Pedro, en Tenerife, en donde dijo, escribió los nombres de sus dos hijos, Rodrigo y Miguel Ángel, sobre las piedras. Después, fue a Palma de Mallorca y a Sevilla y, al volver a Madrid fue internado de emergencia y los médicos dijeron que su cuerpo estaba tomado por el cáncer.
Al consultarle al hijo qué deseaba hacer, él pidió que le brindaran todos los medicamentos necesarios para que no sufriera. Al encontrarse con su papá, este le preguntó qué hacía ahí, y cuando el hijo le dijo que estaba en esa ciudad por trabajo, él le dijo: “Espérame que en cinco días nos vamos juntos a París”.
Aunque el padre mantenía una actitud muy positiva y siempre estuvo lúcido, el hijo sabía que no saldría con vida del hospital y comenzó a tomar decisiones para las honras fúnebres. Cuando llegó el momento de la muerte, decidió llevarlo a París y el gobierno de Guatemala le pidió que comunicara sus razones al pueblo de Guatemala por cadena nacional.
Rodrigo, el hijo mayor de Asturias, quien se encontraba en las montañas, expresó su apoyo a la decisión de su hermano a través de una nota en la que le decía que, al escuchar sus razones, se había sentido “más hermano que nunca”.
A pesar del convencimiento de que su padre habría estado de acuerdo con su decisión, siempre existió la convicción de que el escritor sí querría, en algún momento, descansar en Guatemala. El hijo citó fragmentos de sus poemas Guatemala y Autoquiromancia para evidenciar lo mucho que su papá extrañaba su tierra. También leyó fragmentos de Letanías del desterrado.
“Hoy Miguel Ángel Asturias es más reconocido, leído y querido en su país gracias al trabajo y los esfuerzos de la Fundación Asturias”, anotó. Además, enfatizó su esperanza en que el nuevo gobierno representa un cambio positivo, por lo que cree que es el momento indicado para la repatriación.
El presidente Arévalo, conmovido, exaltó la figura del literato plenamente identificado con las realidades del país. Agradeció, “en nombre de la Nación guatemalteca” la decisión de la familia Asturias de repatriar los restos del escritor. En el acto también se presentaron las versiones en kaqchiquel de las obras El Señor Presidente y Leyendas de Guatemala.
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