Un avance peligroso

Renzo Rosal     julio 5, 2024

Última actualización: julio 4, 2024 6:19 pm
Renzo Rosal

La extrema derecha extiende su dominio a escala global, siendo Europa su principal eje de despliegue. Para la UE ese avance es un peligro, porque pone en aprietos las iniciativas como el Pacto Verde, y otras iniciativas comunitarias. Pero la puesta en vilo es más abarcadora y no se centra solo en esa región.

La humanidad, como totalidad, evidencia grandes cambios en poco tiempo. Eso no es el problema central. El asunto se torna dantesco cuando los factores de riesgo se incrementan en desmedro de los derechos, la plena convivencia, y en general, todos los valores de la democracia.

El arribo del nuevo gobierno de Países Bajos (tras la victoria del partido de la Libertad) y los resultados de la primera vuelta en Francia, son los más recientes hechos que modifican la correlación de fuerzas. Las expresiones radicales de derecha pueden repercutir en la forma en que se toman las decisiones en las instituciones europeas y desde estas al resto del mundo. Vaciar las políticas europeas y ampliar los espacios en favor de las medidas antiinmigrantes, la reducción de la cooperación y el protagonismo de los euroescépticos.

En el caso de Países Bajos, se ha creado la nueva coalición “’Esperanza, Coraje y Orgullo”, que introduce medidas estrictas para los solicitantes de asilo, elimina la reunificación familiar de los refugiados y busca reducir el número de estudiantes internacionales que estudian en el país. El juego de domino implicará que este caso sirva de referencia a otros para aplicar medidas similares o incluso más severas.

La extrema derecha se siente triunfalista en varias regiones, y no es para menos. En América Latina el ascenso de Milei (Argentina) y José Raúl Molino (Panamá), sumado al escenario de probable retorno de Trump crea una arena favorable para el protagonismo de una derecha ultra radical, que se aprovecha de los devaneos, promesas incumplidas y problemas de liderazgo que se observan en el continente.

Regresemos al panorama en Europa. El próximo 7 se llevará a cabo la segunda vuelta en Francia y es probable que gane la Agrupación Nacional. En corto, Macron sería el más perjudicado; pero las afectaciones podrían afectar la gestión de la guerra en Ucrania y el apoyo a los países candidatos a la membresía en la UE.

Está por verse si los avances alentarán un pacto amplio de derechas extremas. El pasado domingo 30 de junio los líderes de tres grandes partidos populistas y nacionalistas de Hungría, Austria y la República Checa, liderado por el primer ministro Viktor Orbán, anunciaron la creación de una nueva fracción de extrema derecha en el Parlamento Europeo. Los promotores promueven que la alianza motive a otras formaciones europeas a su causa.

No olvidemos que Hungría es el único Estado miembro de la UE con un partido de derecha radical con mayoría en el poder. Además de Países Bajos, la extrema derecha forma parte de gobiernos de coalición en Italia, Finlandia, Chequia y Croacia. Francia podría ser la próxima en sumarse a esa tendencia.

Es importante destacar que la ultraderecha no es un bloque homogéneo, hay varios tipos de expresiones, desde los nacionalistas, los contrarios a la inmigración, otras anti-minorías y unos con tendencia neonazi.

En Guatemala, sectores minoritarios pero gritones se lamen los labios. Esperan que la correlación ultra se incremente y con ello sus intereses funestos sigan marcando la cotidianidad. Por acá la precariedad de la política no logra colocarles una sola etiqueta, pero lo que si los unifica es su marcado interés autoritario-criminal.

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