En estas desastrosas fechas, aún se continúa con el proceso de elección de magistrados para la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Proceso, que debería ser democrático e imparcial, pero que ha estado marcado por múltiples controversias que ponen en gran duda la transparencia e integridad del sistema judicial guatemalteco. Evaluemos a los candidatos y auto preguntémonos: ¿Se están tomando todas las medidas necesarias para garantizar transparencia?
Alrededor de 1,500 abogados han presentado sus expedientes para ocupar una de las magistraturas del Organismo Judicial en el país, entre los que se destacan exfuncionarios públicos, cuestionables fiscales y jueces señalados de corrupción. Leonor Morales, Cinthia Monterroso, Rafael Curruchiche (fiscales incluidos en la Lista Engel), Gilberto Porres de Paz (esposo de la fiscal general Consuelo Porras) y Jorge Luis Donado (ex PGN y ex candidato a fiscal general 2024-2026), resaltaron ante los medios y periodistas mientras entregaban su papelería a los delegados de la comisión de postulación en las instalaciones de la URL.
Vaya suerte la de ellos, o al menos para la mayoría de ellos, pero la eliminación de más de 200 postulantes en la fase inicial (incluidos algunos de los mencionados) ha despertado preocupaciones sobre la equidad y los métodos utilizados en la evaluación. ¿Son tan imparciales como se piensa? Por otro lado, los continuos retrasos en la elección han generado sospechas de intentos de posponer la renovación de los magistrados y preservar el status quo de las magistraturas.
La comunidad internacional y organizaciones como la Organización de Estados Americanos (OEA) han estado siguiendo de cerca el proceso, subrayando una y otra vez, la importancia de la transparencia. Aunque la presencia de observadores internacionales es un pequeño avance positivo, esto no garantiza en ningún momento la integridad del proceso. ¿O sí? Necesito que alguien, no me importa quién, me lo confirme.
Me parece crucial que las autoridades, comisionados y decanos al mando, se comprometan ante la ciudadanía a realizar una elección justa y abierta, donde los méritos y la ética de los candidatos sean los factores determinantes en la selección. Porque eso de ser comisionado/delegado ante la comisión, y a la vez ser candidato, me suena mal. Muy mal, queridos comisionados. ¿Votarán ustedes por ustedes mismos? Yo lo haría, claro. Pero no soy ni candidato, ni abogado, ni mucho menos tramposo.
La renovación de la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Apelaciones representa una oportunidad magnífica para reforzar el sistema judicial en el país. Es necesario estimados comisionados, que los nuevos magistrados sean personas con integridad y un firme compromiso con la justicia. Solo de esta manera se podrá recuperar la confianza de la ciudadanía en sus instituciones y avanzar hacia un país más justo e igualitario.
Querido lector, quiero que sepa algo: el proceso de selección de magistrados en Guatemala para 2024 debe ser objeto de un seguimiento más que riguroso por parte de todos los sectores de la sociedad. Incluidos nosotros. La transparencia, la responsabilidad y la honestidad de los candidatos son fundamentales para garantizar que el sistema judicial pueda desempeñar su papel esencial en la democracia guatemalteca.
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