Una desafortunada decisión (I parte)

Roberto Wagner     mayo 17, 2024

Última actualización: mayo 16, 2024 10:52 pm
Roberto Wagner

El pasado 10 de mayo durante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Guatemala, junto a otros 143 Estados miembros votaron a favor de integrar a Palestina como miembro con mayores derechos (actualmente es miembro observador) en dicha organización. Esta decisión sigue la línea de la adoptada en el 2013 de reconocer a Palestina como un Estado independiente, libre y soberano. En ambas ocasiones se justificó debido a que “Guatemala siempre ha apoyado la creación de dos Estados, como dice la resolución de 1947” de acuerdo al canciller Carlos Ramiro Martínez. Si esta es la justificación entonces ambas resoluciones son desafortunadas al ignorar la parte importante de la historia y justificar una política exterior carente de estrategia y objetivos.

Cualquier estudiante de primer año o que tome un curso introductorio a las Relaciones Internacionales les dirá que la historia no es un factor de diseño de política exterior precisamente por su naturaleza cambiante. Debido a esto deben darse cambios en la estrategia de un país para alcanzar sus objetivos tanto nacionales como en el exterior en el marco de su interés nacional el cual también puede cambiar. En otras palabras, cada gobierno establece objetivos y crea una estrategia para alcanzar los mismos. Estos objetivos deberían ser claros y medibles en términos del beneficio que traen a los guatemaltecos sea en el mediano o largo plazo.

Desde un inicio, el gobierno de Juan José Arévalo tuvo una estrategia macro en política exterior para eventualmente llegar a un objetivo específico. Guatemala fue miembro fundador de la ONU, apoyó con vehemencia la independencia de la India en 1947 y en efecto promovió una solución para ponerle fin al Mandato Británico de Palestina desde antes que participara como miembro activo del Comité Especial sobre Palestina (UNSCOP por sus siglas en inglés) que es quien promueve la resolución 181 de crear dos Estados: uno judío y un árabe. Los primeros aceptaron y los segundos no y al poco tiempo se dio la Guerra de Independencia de Israel.

Lo que muchos olvidan ya sea por conveniencia o desconocimiento es que la estrategia macro de Guatemala era oponerse al colonialismo británico y el siguiente caso que se presentara en la Asamblea General de las Naciones Unidas fuera el de Belice el cual era el gran objetivo de una política exterior y que fue engavetado en el gobierno de Jacobo Árbenz. Este tema está debidamente documentado en el artículo de Sharon I. Meers “Triángulo de las Relaciones entre Gran Bretaña, Estados Unidos Y Guatemala 1945 – 1954 (Historia General de Guatemala, Tomo VI pgs. 41 – 56).

La primera gran diferencia histórica es esa, la auténtica Política de Estado de Guatemala en materia de Relaciones Internacionales desde antes de 1947 era el tema de Belice y entre 1945 y 1951 se definió una eficiente estrategia diplomática para alcanzar dicho objetivo. Tanto en el 2013 como hoy, no hay objetivos claros que puedan medirse en términos de beneficios en el corto, mediano o largo plazo para los guatemaltecos lo que refleja no una política de Estado sino políticas de los gobiernos de turno. (Continuará)

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