La vulgar Jovel acusó a la CICIG de haberse convertido en “una estructura paralela”, como si se tratara de un oscuro “poder paralelo” como “La Cofradía” que mandaba detrás de Morales; y que Velásquez quería desmantelarla. La corrupción oficial era clara para el pueblo y apoyaba en más de setenta por ciento a Velásquez. El presidente Morales ratificó que Iván Velásquez era ´persona non grata ante la oposición de la gran mayoría de guatemaltecos. La Corte de Constitucionalidad declaró improcedente esa declaración, pero Morales siguió adelante: su embajador en Washington Manuel Espina, evangélico pentecostal, cabildeó con esa misma secta en Estados Unidos que apoyaba al presidente Donald Trump, para que este dejara de apoyar a la CICIG. Los embajadores de Morales ante la ONU Skinner-Klee y Espina en Washington unieron sus energías para unirse a los sectores evangélicos fundamentalistas y también católicos conservadores del Opus Dei que apoyaban a Trump, para pedirle el cierre de la CICIG. Nikkey Haley como embajadora de Trump ante la ONU jugaría su papel con ese fin. A nivel local Morales recibía “las bendiciones” de las mismas sectas (ligadas a oscuros políticos) porque eran las mismas que apoyaban a Trump e impulsaban el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén. Morales, a cambio del apoyo de Trump, trasladó su embajada a Jerusalén como lo hizo el narco gobierno de Honduras. Trump alabó la decisión de Guatemala y Honduras por trasladar sus embajadas a Jerusalén. Y, como premio, Trump actuó contra la CICIG enviando a Nikki Haley a Guatemala quién, a su llegada, la cuestionó ante la prensa local y también a Iván Velázquez. Jimmy Morales atacó a la misma ONU y a su Secretario General Guterres, porque elogió a Iván Velásquez por su excelente labor. Jimmy Morales quiso además expulsar al embajador de Suecia en Guatemala porque apoyaba a la CICIG abiertamente, pero la Corte de Constitucionalidad detuvo tal desplante. Morales continuó y ordenó en 2019 a su servil canciller Jovel cerrar la embajada de Guatemala en Suecia. El grupo de países donantes del G-13 local (países amigos de Guatemala) condenó la iniciativa de expulsar al embajador de Suecia Anders Kompass, pero la Corte de Constitucionalidad amparó y detuvo la expulsión del embajador sueco por improcedente. Velásquez hizo un viaje al exterior y el presidente Morales ya no le permitió su ingreso al país con el apoyo de los ministerios de Relaciones Exteriores y de Gobernación. Entretanto, los gobiernos de Guatemala y Honduras buscaron y mejoraron su posición ante Estados Unidos al apoyar las medidas de Trump contra los migrantes centroamericanos. Se unieron la extrema derecha de Estados Unidos y de Guatemala en contra de la presencia de la CICIG. El apoyo a Trump de estas sectas había logrado romper más de una década de la política bipartidista contra la corrupción en el Triángulo Norte, pues condescendió con los corruptos presidentes de Honduras y Guatemala. Trump impuso una barrera cruel para las migraciones de ambos países como deseaba su electorado blanco e ignorante estadounidense.
En febrero de 2018 Jovel y el embajador Skinner-Klee Arenales ante el Secretario General de la ONU criticaron abiertamente el papel del comisionado Iván Velásquez como cabeza de la CICIG. Un año atrás, el 25 de agosto de 2017, Skinner-Klee acompañó al presidente Morales a la reunión sostenida con Guterres en la ONU, para pedirle la renuncia de Velásquez. Skinner-Klee era el verdadero cerebro oscuro del “Pacto de Corruptos” en política exterior en su lucha contra Iván Velásquez y la CICIG.
En el discurso de Jimmy Morales ante la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2019, redactado por Skinner-Klee, quedó registrado como el más absurdo que se haya oído en ese foro: Morales allí cuestionó a las Naciones Unidas de la manera más grave al acusar a la ONU de respaldar la labor de Velásquez. Fue un desplante irracional y una felonía, porque el ataque era contra todas las naciones del mundo porque son las que deciden la actividad de la ONU, la llamada comunidad internacional, vital para que un país acceda al comercio y la cooperación. Guatemala a inicios de siglo oficialmente solicitó a la ONU su instalación y no al revés con la venia estadounidense, pero Trump se hizo atrás como lo demostró Haley en ese foro. Entretanto, el nuncio apostólico Thevenin, jefe del Cuerpo Diplomático, se reunió en diciembre con la directiva impresentable del Congreso luego de aprobar la Ley de Aceptación de Cargos destinada a dar impunidad a los políticos detenidos para que aceptaran sus delitos a cambio de una sustancial rebaja de penas en su beneficio. El “Pacto de Corruptos” había triunfado pues el cierre de la CICIG en enero 2019 se estaba consumando con el aplauso de la canciller, sus viceministros y embajadores. El oscuro congresista y militar Estuardo Galdámez anunció que 80 congresistas apoyan el cierre de la CICIG. Luego de una reunión en la ONU con Guterres, la Ministra Jovel, anunciaba que Jimmy Morales canceló unilateralmente el acuerdo con la CICIG y sus empleados empezaron a abandonar Guatemala por falta de seguridad.
La impresentable Sandra Jovel abrió nuevas embajadas en Australia, Emiratos Árabes, Indonesia… y nombró en esos países embajadores y diplomáticos a cercanos a Jimmy Morales, incluso en otras misiones y embajadas, mientras el ministerio estuvo plagado de escándalos de sus diplomáticos en España, México… y de cónsules de reciente designación.
La cancillería en el nuevo gobierno de Alejandro Giammattei se puso como alfombra para los negocios turbios con Rusia del mismo Giammattei y del canciller Pedro Brolo, en especial con el irregular y desconocido acuerdo por novecientos millones de quetzales para la compra de la vacuna Sputnik que no llegó en gran parte, vacuna no certificada por la Organización Mundial de la Salud, en donde se usó la firma de la ministra de Salud local para tremendo negocio, que el Ministerio Público se niega investigar a la fecha. También el embajador de Giammattei ante la ONU, Luis Lam, que luchó contra la CICIG en tiempos de Jimmy, como premio por servir a dicho pacto como el resto de ministros como el nuevo canciller Mario Búcaro, pastor evangélico, defensor de oficio del presidente y del Pacto como Lam y demás embajadores y funcionarios cercanos a Búcaro, en especial en su defensa de Giammattei cuando la OEA consideró a su gobierno y a otros entes del Estado como antidemocráticos por su constante interferencia en el proceso electoral para impedir que Bernardo Arévalo asumiera la presidencia mientras él y su partido Movimiento Semilla era atacado por el Ministerio Público. Búcaro, aceptó la declaratoria emitida por el Consejo Permanente de la OEA, en la cual se expuso su preocupación de los estados miembros sobre las acciones “antidemocráticas” que se viven en Guatemala después de la segunda vuelta electoral. La declaratoria calificó las acciones del Ministerio Público improcedentes. La cancillería articuló toda una defensa contra los embajadores latinoamericanos que en la OEA condenaron al gobierno guatemalteco por sus acciones contra la democracia. Como dijo Mario Alberto Carrera: “El canciller guatemalteco, Mario Búcaro, tiene más cara dura para inventar cuentos, que un gañán de barriada para sacarle los cuartos a la gente ingenua. El canciller guatemalteco ha ido a “hablar” a la OEA, en Washington, para sostener historias falsas como que en Guatemala se respeta la libertad de prensa, en tanto se persigue a periodistas críticos.
Por eso ahora es el colmo que continúen familiares de políticos del gobierno de Giammattei y Jimmy Morales, Pérez Molina en sus cargos en distintas embajadas, como los familiares de ex candidatos presidenciales del oficialismo, en especial en Europa, mientras muchos altos y medios funcionarios del pasado gobierno siguen usando pasaportes diplomáticos, en tantos los cambios en cancillería apenas son perceptibles.
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