La historia reciente de Guatemala se ha visto marcada por la corrupción sistemática de sus gobernantes, estos han utilizado sus cargos para beneficio personal, en detrimento del bienestar de la nación. Múltiples casos de corrupción, malversación de fondos y tráfico de influencias corroboran esta grave problemática, tanto en ex funcionarios como en varios que ejercen en la actualidad.
El partido político Movimiento Semilla, a pesar de su discurso renovador, ha demostrado inconsistencias en su actuar, la renuncia/despido de altos funcionarios y las decisiones controvertidas del ejecutivo ponen en duda su compromiso con el cambio. Es imperativo mantener un escrutinio riguroso sobre sus acciones, no podemos permitir que las malas prácticas de gobiernos anteriores se sigan repitiendo, entre aquellos temas que debemos estar vigilantes es el tan conocido, reajuste presupuestario.
Ahora bien, el caso Oswaldo Samayoa debe ser analizado por la repercusión que puede conllevar al presidente y su círculo. Está quedando en evidencia la falta de seriedad con la que se están tomando los puestos de confianza los funcionarios del Movimiento Semilla, ¿Dónde quedo el código de ética?, ¿Dónde quedaron las promesas de ser diferentes? Reconociendo la naturaleza humana, es comprensible que se cometan errores. Sin embargo, la repetición de malas prácticas es intolerable, cabe mencionar que las redes sociales han sido cruciales para visibilizar estas situaciones. No cabe duda de que los medios independientes y sobre todo, aquellos que promueven las investigaciones deben seguir con su labor e informar a la ciudadanía.
La Comisión Nacional contra la Corrupción (CNC) ha confirmado que Samayoa ha transgredido el Código de Ética y se encontraba en una situación de conflicto de interés, como ciudadanos, debemos exigir con firmeza que estas malas prácticas sean erradicadas en todos los niveles del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Es necesario preguntarnos: ¿Qué acciones tomará el Ejecutivo para garantizar que hechos como estos no vuelvan a ocurrir? ¿Se investigará a fondo este caso y otros similares? ¿El Presidente mantendrá una postura de tolerancia ante estas faltas? No podemos permitir que se minimice esta situación, reduciéndola a una mera relación personal. Es fundamental exigir transparencia y rendición de cuentas para dignificar los espacios de poder y demostrar un verdadero compromiso con el bienestar del pueblo guatemalteco. El gobierno de Arévalo sigue gozando del apoyo popular. Sin embargo, con este tipo de acciones que afectan al país, esa imagen puede caer. No deseo que eso pase; nadie desea que su mandatario se encuentre en una crisis y ponga en peligro a la nación, al contrario, pongo en evidencia mi preocupación por mejorar el ámbito público.
El día que realmente los servidores públicos valoren su puesto y trabajen por Guatemala, veremos cambios palpables, ahora bien, la primavera que anhelamos no florecerá en tan solo cuatro años, debemos tener eso claro, será un proceso que demandará una lucha incansable contra la corrupción y la elección de funcionarios idóneos para dirigir el país hacia un futuro próspero.
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