Vivimos tiempos de venganza política. El escenario, absolutamente vernáculo, con aditamentos de feria de pueblo abandonado. Sin argumentos, solo rechiflas, volatines, toreadas y fantasmas del pasado. Incluye rueda de caballitos y ranfleros. Obviamente, alegre sarabanda novenaria. ¿A qué se deben las vengativas celebraciones? Ah… es que las alegres elecciones del año pasado las ganó partido y político, sin la bendición del COCODE de la Cañada, ni aval ranflero. Con Jimmy pasó algo parecido, pero no igual. El cómico sí tenia clica y la Cañada decidió ficharlo por siete millones de quetzalitos. Así que en la ocasión no hubo revuelo alguno, mas bien los astros se alinearon y defendieron su mediocre mandato ¿Por qué? Simple: aquel no representaba amenaza alguna para intereses elitarios. Un tonto útil diría Carlos M Pellecer.
A estos alturas del partido, quizá por cansancio histórico y las idas y venidas que han tocado a mi generación, uno empieza a pensar que en este país la libertad de elección nunca será una realidad concreta, no me voy muy lejos. La primera vez que yo voté fue a mitad de los setenta, en el ambiente de una generación y pueblo, que igual que ahora, reclamaba cambio, había hastío con corrupción y represión militar. Votamos por un tal Ríos Montt que en ese momento encarnaba la oposición y ofrecía el cambio. Efectivamente ganó la elección presidencial. A estas alturas nadie lo pone en duda. Lo triste. Hubo fraude y la cúpula militar impuso a su candidato. Nuestro adalid democrático pactó con el enemigo y por unos dólares más abandonó la resistencia. Doble fiasco a mi generación, se robaron nuestro voto y “nuestro” líder vendió el movimiento de rechazo al fraude. De allí en adelante, mi generación paso por todas las formas de lucha social conocidas, incluyendo la guerra popular, con todas las vicisitudes que conocemos, muerte de Colom, Fuentes Mohr, Oliverio y miles de miles más. Aún en ese tétrico escenario, obreros, campesinos, maestros, estudiantes, pobladores, dieron lo mejor, en las más diversas formas de resistencia. Unos más que otros, así es la historia. Y qué tenemos ahora. De nuevo la democracia sin consolidarse y autoritarismo puro.
Gana la Presidencia 2023 un joven pensador, cargado de ideales, que propone dinamizar el cambio e ir para adelante con el pueblo, abandonar la política del azadón que han practicado gobernantes y elites en este país… y se arma el alboroto, desde mentes absurdas argumentando la llegada del comunismo y otros desvaríos, hasta allí tolerable. La cosa a ido a mas: una verdadera conspiración de poderes que buscan defenestrar al presidente, con “argumentos legales”: que si llegó a la presidencia con fraude, que su partidos tenia firmas chafas en sus listas, que nos hundirá en una especie de Sodoma y Gomorra y dios nos guarde profesa ideas propias del anticristo. Patrañas de la época de 1954. La institucionalidad misma del Estado afila garras para defenestrarlo. Hay preocupación en las voces ciudadanas. Nunca esperé culminar mi vida con un ocaso democrático, siempre creí firmemente que marchábamos hacia la luz. De nuevo nos equivocamos. Nos aherrojan. Pesimismo. No realidad. Urge levantar la bandera de la democracia, para eso Presidente se necesita la alianza ciudadana de la que tanto hemos hablado. Es la hora de los justos.
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