Quizás se trate de un rumor o quizás no. Realmente no hay certeza en el asunto. De lo que muchos sí estamos muy seguros, es que jugar del lado correcto de la historia, siempre nos llevará a buen puerto.
Cuenta el rumor, que aquellos que en algún momento y por diversas razones, actuaron mal y en forma inadecuada, hoy los oprime un chantaje y aunque hayan mostrado su arrepentimiento, el tiempo se acaba y les juega en contra. Sea cierto o no, a todos nos está pasando una enorme factura.
Dentro de los dimes y diretes, se incrustaron narrativas que pegan en las inseguridades y alborotan a la ciudadanía. Muchos justifican las erradas acciones que cometieron aquellos, mientras que otros las condenan. El caso es que se dieron y aunque estemos envueltos entre rumores o verdades a medias, vamos viendo que las consecuencias de esas malas acciones están ocasionando mucho más daño ahora, de lo que pudieron ocasionar en el momento de la comisión de las mismas.
La historia ha demostrado que en una guerra o conflicto, los actores principales actúan para bien o para mal por los intereses que defienden. El problema es que en la defensa de los mismos, siempre se arrastra colateralmente a otros que nada tienen que ver en el problema, impactando esas acciones en la vida de muchos inocentes. «Se pasan llevando de corbata o paran pagando el pato, quienes no tienen la culpa de nada», coloquialmente dicho.
Por norma general eso no falla y así se ha podido comprobar desde las guerras en el mundo hasta en un proceso de divorcio. Siempre los ciudadanos o los hijos y colaterales, son los que sufren y pagan las consecuencias de las disputas de los actores principales.
Pues así está ocurriendo aquí y ahora en Guatemala, en esta guerra inerte y totalmente desestabilizadora, en donde los que se dice que actuaron mal, hayan tenido razón o no, nos tienen atascados y sin salida, pues todo un aparato de investigación que no opera con independencia, ética y eficacia, se encuentra supuestamente sostenido por esos pocos actores, que temen a las represalias.
Pareciera ser, que todo se circunscribe a chantajes y opresiones, lo que nos podría llevar a pensar que en esta batalla ya no hay bandos entre buenos y malos, sino una mezcla desbordada de actores que finalmente arrastran un cúmulo de pecados, que hoy sirven para manipularse y así mutuamente sostenerse. En otras palabras: ¡todos tienen la cola machucada!
Entre esas dañinas colusiones y extorsiones, queda atrapada esa ciudadanía que no tiene la culpa de nada y sufre las consecuencias de cada sueño que se derrumba por una Guatemala justa y desarrollada, en donde no existe la justicia equitativa y solo se responde a las venganzas.
Pensando en los sucesos que contempla la historia, se considera que sin el diálogo frontal y el perdón sincero, nunca habrá reconciliación que nos conduzca a una solución viable para superar la confrontación.
Imploro una profunda reflexión que permita entenderse unos con otros y aliarse al lado correcto de esta historia, para liberarse y buscar esa reconciliación, enfrentando al verdadero enemigo, que hoy aunque pareciera ser el «amigo» de aquellos, nunca lo será, porque hay que recordar que en las guerras no hay amigos, sólo intereses.
Pidamos y obliguemos al verdadero enemigo de todos, que deje de utilizar los mecanismos institucionales para ejercer esas presiones y extorsiones, pues igual el tiempo se le agota y haga lo que haga, su suerte ya está echada.
El pueblo, aunque hoy sea presa de las nefastas consecuencias de todas esas malas acciones, sabrá defenderse y no habrá forma de salvarse. ¡La justicia debe llegar!
Es muy posible que pedir perdón no sea fácil y que ocasione grandes resquemores, pero si entendemos y aceptamos que todos los actores del juego han cometido grandes errores, podríamos arribar a la firme conclusión que en ese perdón y entendimiento, habrá un mutuo resarcimiento al daño ocasionado.
¿Por qué no se acercan los principales actores que se encuentran confrontados para darse la oportunidad de no seguir afectando a los colaterales y así desprenderse de ese ente que se aprovecha de la situación y hasta les genera ese supuesto chantaje?
Esos actores han manifestado estar hartos de esta confrontación y desean la paz y una justicia objetiva para todos, entonces quizá ese diálogo sincero le permita a este pueblo reencontrarse y juntos soltar a su suerte, a esa cara chantajista que no tiene y nunca tendrá la lealtad para nadie, pues su posición ya no se lo permite, entendiendo que sin el poder que hoy ostenta, sus chantajes, amenazas y extorsiones, ya no tendrán sentido y serán infructuosas. Piénselo, ya que esto permitiría el reencauce de las confianzas entre los unos y los otros, aceptando los pecados de todos, para asumir con responsabilidad el futuro que tanto se anhela.
En ese mundo de los rumores, las verdades a medias y los intereses, las palabras de honor no existen, siendo cualquier momento el perfecto para las traiciones. ¿Entonces, si es que existe algún chantaje o extorsión, para qué sostener a ese mal, el cual en cualquier momento pueda ser que les meta la daga por la espalda?
El tiempo corre y quizá la salida más certera, sea dejar de dar apoyo al chantajista, quitándole el poder para ejercer sus maldades, pues sin este, ya no podrá hacer nada. Quien quita y buscar la alianza con la posible oportunidad, que hoy asegura no tener deseos de venganzas, sea la mejor opción y así comenzar a labrar juntos un camino por el desarrollo.
Insto a que nos entendamos y a dejar de dañarnos mutuamente. No sigamos arrinconados y paremos esta confrontación que sólo exacerba la división y nos hunde profundamente.
Dicen por ahí, que, al buen entendedor, pocas palabras, por lo que, si hay alguna verdad en todo este rumor, a los unos y a los aquellos, lo único y más certero que les quedará por hacer, es unirse y soltarla.
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