Responder al llamado por la transparencia y la auditoría social para el próximo año

Mariana Rohrmoser

diciembre 31, 2024 - Actualizado diciembre 30, 2024
Mariana Rohrmoser

El 31 de diciembre de 2024 marca no sólo el cierre de un año, sino también la oportunidad para reflexionar sobre las promesas y las acciones que definirán el futuro de Guatemala. Presidente Bernardo Arévalo, este mensaje lo dedico a su persona y toda su administración: el pueblo confió en su proyecto y esa confianza debe honrarse con acciones claras, especialmente en el manejo del presupuesto 2025.

El Congreso ha aprobado un presupuesto que, aunque polémico, representa una herramienta vital para impulsar la inversión en sectores clave como salud, educación e infraestructura.

Sin embargo, el manejo de estos recursos será la verdadera prueba de su liderazgo. En un país donde la corrupción ha destruido y minado históricamente las instituciones, no basta con buenas intenciones; se necesita un compromiso inquebrantable con la transparencia.

Empoderar la auditoría social no es sólo un acto de apertura, sino un deber democrático.

Las organizaciones ciudadanas y la población tienen derecho a participar activamente en la vigilancia del gasto público.

Es por ello, que a través de una colaboración efectiva entre gobierno y sociedad se puede asegurar que cada quetzal sea utilizado para mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos y no para engrosar los bolsillos de unos pocos.

Presidente Arévalo, no olvide que el pueblo que realmente desea cambios positivos, hoy le pide cuentas y desea participar activamente, siendo el mismo que lo respaldó en su momento más crítico, cuando otros poderes intentaron deslegitimar su mandato.

Esa misma población, que salió a defender la democracia y su liderazgo, ahora exige ser partícipe de la construcción de un futuro más justo.

No basta con discursos; el país necesita ver resultados concretos. El 2025 tiene que ser el año en que la transparencia sea la bandera de su gobierno y la auditoría social se convierta en una práctica cotidiana, no sólo un ideal. Permita que la ciudadanía sea testigo del manejo de cada centavo, así como de los cambios que ya entran porque la confianza no es eterna, se construye y se reafirma con cada acción.

Este es su momento de demostrar que es posible gobernar con ética, responsabilidad y rendición de cuentas. Guatemala no puede permitirse más decepciones. La historia lo recordará no por lo que prometió, sino por lo que cumplió.

Hoy, mientras despedimos un año lleno de desafíos y aprendizajes, miremos hacia el futuro con esperanza. Que el 2025 comience con el pie derecho, lleno de energía, decisiones concretas y profundas que impulsen la inversión y el desarrollo que tanto anhelamos. Que cada acción de este gobierno nos acerque a un país más justo, transparente y próspero. ¡Feliz Año Nuevo, Guatemala! Que juntos construyamos un año de oportunidades y progreso.

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