Reformas que no podemos postergar 

Marielos Chang

abril 10, 2024 - Actualizado abril 11, 2024
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En las próximas semanas el Tribunal Supremo Electoral (TSE) estará presentando una serie de reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos.

¿Qué contiene esa propuesta? Esto aún no lo sabemos, pero esperamos que se respeten los consensos alcanzados en la Comisión de Actualización y Modernización Electoral (CAME) en la que participaron más de 130 organizaciones políticas y de sociedad civil. 

Lo que sí sabemos es que no deseamos repetir un escenario similar a lo que sucedió con el proceso electoral del año pasado. Más allá de las injustas y condenables discrecionalidades que se dieron al momento de inscribir candidatos, suspender partidos, y repetir el conteo de actas —que para todo eso se plantearon soluciones— no puede pasar desapercibido el gran mensaje que la población plasmó en las papeletas: no nos sentimos representados.

Un mensaje que no solo se evidenció con la cantidad de votos que recibió la opción de “nulo” y “blanco” (1,354,831) pero también en la cantidad de partidos políticos que hoy se encuentran en proceso de cancelación (11).

¿Cómo resolver el problema de representatividad? Algunos sugieren la opción de darle más control al votante sobre quién elige; permitiendo los listados abiertos. Una opción que ha resultado atractiva para muchos, pero que podría generar consecuencias no deseadas, como dejarnos con partidos más débiles y con opciones más personalistas y populistas. Una postura que también comparte la experta en estos temas, Flavia Freidenberg, que afirma que “sin partidos políticos no hay democracia”.

La otra opción, una por la que personalmente me inclino, es la de otorgar una mayor libertad para organizarse y competir. ¿Cómo se logra esto? Reduciendo las barreras y los altos costos que actualmente existen para conformar un partido político. La opción más liberal sería reducir el número de adhesiones (actualmente se necesita el 0.3% del padrón electoral) necesarias para conformar un partido y el número de municipios (50) y departamentos (12) en los cuales se requiere organización política. Esta es una alternativa que aún no ha logrado consenso entre quienes estudian el tema.

Sin embargo, lo que sí ha demostrado ser eficaz en México y Chile: las adhesiones digitales.

La adhesión digital le daría control y libertad al votante para adherirse y desafiliarse de los partidos políticos. Esto permitiría a la población empadronada ejercer plenamente sus derechos, y a quienes buscan organizarse también; reduciendo los costos de conformar un partido, y dándoles la libertad de no recurrir a las prácticas clientelistas que hoy predominan en el proceso de afiliación.

Lo más importante es que reduciría la discrecionalidad que existe en el proceso de aceptar una adhesión o no. Un proceso que sabemos que ha puesto en complicaciones al partido oficial, al ex-partido oficial (VAMOS) y al propio TSE.

La CAME ya terminó, pero eso no debería significar que las discusiones sobre el tipo de sistema electoral que deseamos también hayan concluido.

No podemos seguir postergando estas reformas si lo que deseamos es un futuro en democracia. Los primeros pasos hacía la modernización son sencillos, pero requieren de mucha voluntad política.

Marielos Chang, politóloga

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