La abogacía no opera en un vacío, sino que refleja y responde a los sucesos del entorno. Funcionando como un ente designado por el Estado para brindar asistencia legal a todas las personas que lo necesiten, ya sea para cuestiones notariales o para un litigio, por lo tanto, su función se extiende más allá de los tribunales. Los abogados y abogadas se encuentran involucrados en diversos aspectos de la sociedad moderna, incluyendo cuestiones relacionadas con el ciberespacio, el terrorismo y la corrupción. Este compromiso con distintas áreas de la vida contemporánea demuestra la importancia y la versatilidad de la abogacía en la actualidad, más allá de su tradicional papel en los juzgados.
El 21 de junio, presenciamos el proceso electoral en el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG), donde se seleccionaron los integrantes de las comisiones de postulación encargadas de nominar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y las salas de apelaciones. Un total de 10 listas se presentaron, cada una representando los intereses de diferentes grupos. Según informes de varios medios de comunicación, aproximadamente 15 mil miembros del colegio participaron en la votación.
En el recinto de votación en la ciudad de Guatemala, bajo la lluvia y el acompañamiento de música, se observó la distribución de regalos entre los colegas, que incluían bolígrafos, gorras, camisetas, comida e incluso bebidas alcohólicas. Estas prácticas, independientemente de su origen, deberían ser terminantemente prohibidas. Es inapropiado utilizar obsequios como estrategia de promoción o competencia, así como hacer ofertas o promesas que puedan influir en la decisión de los votantes.
En el CANG, la corrupción también hormiguea. La lucha por querer tener el control del proceso de elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia y salas de apelaciones se evidencia en el uso desmedido de algunas planillas de profesionales que realizaron eventos masivos en hoteles, restaurantes, donde se brindaron charlas, conversatorios sobre distintas ramas del derecho, teniendo como expositores en algunas ocasiones a actores señalados como corruptos y poco democráticos por el Departamento de Estado de los Estados Unidos de América. Esto bajo el poco o nulo control de la junta directiva del CANG.
Lamentablemente se muestra la podredumbre en la que la institución ha caído, con prácticas abiertamente corruptas y poco transparentes al no tener control, por ética, de los fondos y de las actividades que las distintas agrupaciones de agremiados realizan entorno a las elecciones de cualquier tipo. Por lo que es fundamental garantizar la integridad y la transparencia en los procesos electorales, evitando cualquier forma de manipulación o coerción que pueda comprometer la libertad de elección de los ciudadanos. La ética exige que las votaciones se realicen en un ambiente de imparcialidad y respeto mutuo, sin la interferencia de prácticas indebidas que distorsionen el ejercicio democrático.
Tras los acontecimientos del viernes pasado en el CANG, es imperativo que la institución refuerce sus controles ante las prácticas proselitistas recurrentes, como el uso de fondos de origen dudoso para obtener votos. Esta medida es vital para evitar la desigualdad entre candidatos sin respaldo económico y político, y para combatir la corrupción, la deslealtad y la falta de ética. Es esencial que se establezcan mecanismos más estrictos para garantizar la transparencia y la equidad en futuros eventos, para poder recuperar la integridad del proceso electoral y la credibilidad de la institución.
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