¡Juventud, divino tesoro! Entre los tenis y las corbatas

“Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar, no lloro y a veces lloro sin querer.”

Mariana Rohrmoser

agosto 20, 2024 - Actualizado agosto 19, 2024
Mariana Rohrmoser

El poema “Canción de Otoño en Primavera”, es quizá uno de los poemas más famosos del poeta, diplomático y también periodista Rubén Darío, de origen nicaragüense y considerado el máximo exponente del modernismo hispanoamericano.

Dicho poema, hace referencia a esa magnífica etapa de la vida, la juventud, la cual deja añoranzas y tristezas, al percatarnos que la misma, se nos ha ido, haciendo palpable el inexorable paso del tiempo.

Sí, esa etapa en la cual se vive el presente, sin preocuparse del futuro, sintiéndose dueño del tiempo y de la vida, sin culpas y sin reproches.

El pasado 12 de agosto, se conmemoró una vez más el Día Internacional de la Juventud y en él se volvió a hacer referencia a la importancia de las juventudes, haciéndoseles el respectivo llamado a participar activamente como ciudadanos, recordándoles el crucial papel que juegan en el hoy, para la construcción de un mejor futuro.

Qué curioso fenómeno es el contrastar un famoso poema, que nos invita a recordar una etapa dorada de la vida, en la cual nos creemos invencibles y dueños del presente, sin ver el más allá y un día conmemorativo que nos recalca lo indispensable de esa juventud, para actuar en el presente, como forma imprescindible y así construir el futuro. Es Irónico y contradictorio, ¿verdad?

Estamos frente a una compleja realidad que genera contradicciones, a las cuales debemos poner atención para apoyar a esa juventud, permitiéndole jugar un rol mucho más asertivo y trascendental en coyunturas tan difíciles como estas.

Por esencia, la juventud en sus más tempranas etapas, vive más libre y despreocupada, exprimiendo al máximo cada experiencia que se le presenta, sin pensar con total consciencia en el mañana. Sin embargo, hoy le estamos pidiendo que se haga cargo de un futuro, responsabilizándola de éste, cuando dicha responsabilidad debiera estar, al menos compartida, entre una generación que en buena medida ha hecho daño, no quiere soltar la estafeta y otra que quedó fuera, porque a ésta nunca se le entregó la misma.

Es decir, hace muchos años, hubo una generación de jóvenes que tomó el control, que hizo grandes cosas, pero que también fue constructora de grandes daños, quedándose instalada en el poder y sin dar paso a la siguiente generación, lo que hoy está provocando un choque grande entre aquella generación, de hoy ilustres setentones u ochentones y la actual, que hoy se rebela y busca esa posición y participación en la sociedad que tanto se le pide.

El problema es, ¿cómo hacerlo sin el soporte de esa generación de señorones que constantemente le critica a esta juventud sus inaceptables formas de ser y la de esa generación bisagra que fue anulada y la cual, no tomó posesión de su rol en su momento oportuno y hoy se encuentra en una edad media, sin entender bien a una y otra generación? Es decir, la brecha generacional se hizo demasiado grande y hoy está provocando fuertes impactos en su coexistencia y roles a tomar.

Sin embargo, el relevo tendrá que darse y costará encontrar el equilibrio para vivir esa dorada etapa, sin tener la total y absoluta responsabilidad de forjar un futuro próspero, permitiéndole cometer errores normales en un presente, sin toda una presión de saldar los pecados de sus antecesores.

En este sentido, hoy todos nos vemos obligados a entender y acompañar a esta juventud en ese cambio generacional, con sus múltiples desafíos y retos, encargándoles trabajar por el futuro del país, pero sin pretender que rindan absoluta pleitesía a quienes hoy les anteceden y quitándoles la independencia que tanto han buscado. La labor certera será acompañarles en la adaptación de las nuevas formas y procedimientos, rompiendo paradigmas hasta en las vestimentas. ¡Hoy se puede ser autoridad y trabajar en tenis!

Esta conmemoración deberá reconocer la necesidad de la participación y contribuciones de la juventud en la sociedad, pero subrayando el componente de permitirles ser, con sus nuevas formas y modelos para operar, lo cual mientras más temprano se entienda, más rápido se logrará el relevo de las funciones y la cooperación mutua en la construcción de ese tan anhelado futuro.

Romper con ese distanciamiento que genera tensiones y confusiones, traerá grandes beneficios a todos, ayudando a esa juventud que se lanza a exprimir su presente y acompañándole a que le importe el mañana, a su ritmo y formas.

Hoy más que nunca, todos debemos estar muy conscientes que esa juventud representa el motor del cambio y la innovación hacia el mañana, con sus nuevas modalidades, sin tanto prejuicio y poco conectada con las ideologías, teniendo presente que cada 12 de agosto se conmemora, no sólo una juventud de esperanza al cambio, sino la mutación generacional, la entrega de las estafetas y la mutua aceptación de la convivencia.

En efecto, los jóvenes son el futuro, con un presente cargado de críticas y fallas, pero en quienes a la vez hemos depositado funciones, en donde deben cargar con la enmienda de los errores del pasado, para lo cual habrá que darles chance y un voto de confianza. Para ello habrá que entender este mundo interconectado, sumamente dinámico, en donde las comunicaciones no deben de sobrepasar el minuto y las letras se sustituyen por imágenes. Sí, ese mundo donde lo virtual es lo más cómodo, pero las cámaras no se encienden.

Hoy debemos estar conscientes que su papel no debe limitarse a ser simples agentes de cambio a nivel social, debiendo sus voces ser escuchadas en las esferas de toma de decisiones, tanto ciudadanas como políticas. Su compromiso debe ser crucial y aunque sea poco convencional, sus aportes traen cambios.

Dialoguemos y celebremos el cambio junto a esa juventud, teniendo muy presente que quizá no tengan la total experiencia, pero sí mucho que dar y aprender de ella. Quizá sus acciones no estén del todo erradas y solo se trate de distintas perspectivas.

Es posible que esta juventud se niegue a la subordinación y sobreponga su independencia, lo cual generará tribulaciones, pero en el proceso habrá grandes ganancias.

Aprendamos de esta juventud, su agilidad, su fácil forma de comunicación y su plasticidad para acuñar nuevas ideas entre el presente que vive con facilidad como en el poema, para labrar ese futuro tan prometedor como el que tanto se le implora en su día conmemorativo cada 12 de agosto, para que finalmente se cierre esa gran brecha generacional que nos distancia, se permita un relevo paulatino que coadyuve entre la experiencia de las corbatas y las formas innovadoras de los tenis y su gobernanza.

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