La carrera política de José Armando Ubico se vio frustrada en las últimas elecciones: el Tribunal Supremo Electoral (TSE) le negó la inscripción para correr por una curul en el “honorable” Congreso de la República por el partido Nosotros, “por falta de idoneidad”. Curiosa postura puesto que tanto en el 2015 –cuando fue electo en representación del distrito de Sacatepéquez con el partido Todos de Felipe Alejos– como en el 2019 cuando fue reelecto, el TSE no se opuso a su participación a pesar de que este personaje había sido condenado en el 2003 por un juzgado de Nueva Jersey, Estados Unidos, por conspirar para traficar drogas hacia ese país.
El Congreso de la República de Guatemala no solo está integrado por algunos diputados acusados por narcotráfico sino que, en el caso que nos ocupa, el flamante narcodiputado Ubico fue electo en el 2016 para presidir la Comisión de Defensa Nacional de ese ente. Como si fuera poco, previo a la reelección suya en el 2019, el TSE hizo caso omiso de la sanción del gobierno del presidente Donald Trump, al incluirlo en la lista de funcionarios corruptos de los países del Triángulo Norte de Centroamérica. Durante esa legislatura, una vez más, el Congreso de la República lo reeligió para presidir la Comisión de Defensa Nacional. En el quehacer de su carrera política, no pasaron desapercibidas las relaciones que sostuvo con personajes de la política nacional y funcionarios públicos, entre otros, a quienes se les acusaba de practicar la corrupción y el narcotráfico. Son muchos los que, como Felipe Alejos, líder del partido Todos con el cual Ubico asumió la curul, siguen legislando o ejerciendo un cargo público aun cuando han sido sancionados por el gobierno de Estados Unidos al incluirlos en la Lista Engel o al aplicarles la Ley Magnitsky. La narcopolítica ha convertido a Guatemala en un corrupto e impune narcoestado en el cual ninguno de los tres poderes que lo conforman se salva.
Sin duda alguna, muchos de sus allegados, socios, colegas o cómplices están en la mira del vecino país del norte ahora que el 1 de mayo recién pasado el narco diputado se declaró culpable, ante una jueza del Distrito Este de Texas, de conspiración para el tráfico de cocaína hacia ese país. ¿Qué llevó a este galardonado exdiputado a declarase culpable de narcotráfico en Estados Unidos? ¿Qué pacto habrá alcanzado con las autoridades de ese país? ¿A quiénes habrá incluido en su recital? ¿Cuántos de su círculo cercano se verán arrastrados por su confesión? Amigo y consentido del expresidente Alejandro Giammattei, Ubico fue condecorado, nada más y nada menos que por el Ejército de Guatemala con la Medalla Monja Blanca, cuando ya había sido condenado por narcotráfico en el norte, situación que no le importó a la institución castrense como tampoco a funcionarios públicos y a políticos en general. Al igual que el partido Todos de Alejos, la agrupación política Nosotros no tuvo empacho en acoger a tan oscuro personaje, sin embargo, en esta ocasión no llegó una vez más al Congreso, gracias a que el Registro de Ciudadanos del TSE por fin cumplió con el deber y rechazó su inscripción para participar en las últimas elecciones. De haber sido reelecto, sin duda, la Corte Suprema de Justicia no le hubiese retirado el derecho de antejuicio, y este hábil excongresista habría sobrevivido por medio de las acciones “legales con las que “amigos” suyos habrían frenado el proceso de extradición solicitado en su contra por el gobierno estadounidense. Artilugios que son la norma en este país en el que reinan la corrupción y la impunidad.
La corrupción y el narcotráfico no forman parte del tejido normal en una sociedad sana y justa sino que son parásitos que infectan y debilitan nuestras instituciones y comunidades. Hemos permitido que la corrupción y el narcotráfico prosperen de la mano de actores impresentables como el narcodiputado Ubico, y a quienes reciclamos en posiciones “clave”, traicionando los valores fundamentales de la democracia y el Estado de derecho. Es hora de desafiar la idea de que estos males son inevitables o aceptables en cualquier medida. Ojalá que el gobierno actual no sea más de lo mismo y los combata con determinación y fortaleza, protegiendo así, por primera vez, el futuro de las generaciones venideras y construyendo un país donde la justicia y la honestidad sean la norma y no la excepción. ¡Basta ya de Ubicos!
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