El día de ayer el Tribunal Supremo Electoral presentó una iniciativa para reformar la ley de partidos políticos. Esta iniciativa recopila una serie de propuestas realizadas durante la Comisión de Actualización y Modernización Electoral -CAME-.
Aunque recoge varias de las propuestas presentadas en la comisión, se quedaron bastante cortos en dos componentes claves: la actualización y la modernización.
Propuestas como la simplificación de trámites, la adhesión y desafiliación digital no fueron incluidas en la iniciativa de ley, ni mencionadas como propuestas que se harán como parte de una actualización al reglamento interno del tribunal. Esto a pesar de que actualmente existen dos investigaciones sobre posibles irregularidades al momento de adherir personas a partidos políticos.
La decisión política de dejar fuera el elemento de modernización en la iniciativa provoca que sigamos estando sujetos a las discrecionalidades y al alto costo que la burocracia excesiva genera.
Pero siendo justa, hay propuestas interesantes que es necesario mencionar en esta columna. Los extranjeros, por ejemplo, podrán votar por el listado nacional. Los partidos políticos podrán hacer proselitismo en cualquier momento. También se plantea la necesidad de una reforma constitucional que separe las funciones administrativas de las jurisdiccionales; que se creen distritos y subdistritos para resolver el tema de representatividad; y que se cree un nuevo distrito para migrantes, considerando que se estima que al menos 2.8 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos.
Una última propuesta que es importante mencionar, y que al menos cumple con las características de actualización y modernización es el empadronamiento automático.
Suena bien ¿no?
Así como muchas de las otras propuestas que fueron incluidas en la iniciativa de ley, pero que no fueron pensadas de manera integral, ni analizadas de manera concatenada.
Lo del empadronamiento es positivo porque le permite a las personas ejercer plenamente su derecho a votar, pero aumenta el número de adhesiones necesarias para poder organizarse en un partido político; un problema que pudo haberse resuelto facilitando las adhesiones digitales y haciendo menos costoso organizarse; o reduciendo el número de adhesiones de un 0.3% a un 0.1%.
Otro ejemplo de este problema, es la inclusión de la propuesta de listados abiertos con la propuesta de paridad y alternancia en la representación. En la práctica -si se aprobase la iniciativa de ley- se generaría una paridad de participación, pero no de representación, que era la intención de las organizaciones de mujeres que promovieron dicha propuesta.
No quiero desanimar a quienes activamente participaron de las discusiones, ni tampoco asumir que la propuesta del TSE es un gatopardismo intencional. Como dije en mi anterior columna, los primeros pasos hacia la modernización electoral son sencillos, pero requieren de mucha voluntad política.
Y ahora que está en el Congreso, es el momento para que los diputados que se autodefinen como diferentes demuestren que efectivamente lo son.
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