Hola vos. Como estarás enterado, en estos días y en los otros, siempre estás en la mente de esta sociedad. Por donde paso, oigo de vos, de tu trabajo, del enojo ciudadano con la situación que te ha tocado vivir, mucha ira ante la ignominia, recuerdos recurrentes a las venerables de los agentes de la “justicia” y mucho desencanto con la justicia tortuga, esa que continúa escondiendo la llave de tu libertad, cuánta frustración acumulada. Uno solo se pone positivo con “el caso Zamora” cuando escucha la voz profunda de organizaciones de los pueblos indígenas exigiendo tu libertad, lo mismo ocurre en las organizaciones sociales y académicas, exceptuando -por ahora- la USAC, que cambió de bando. Solamente un reducto de mentecatos, se alegran de tu situación y la alientan. Estoy seguro que conoces a quienes me refiero, como seguro estoy, que, con esa generosidad manifiesta en vos, hasta les habrá perdonado. Obedecen ordenes dirás. Hasta te oigo decirlo.
No es exagerado decir que el mundo en sus fibras más sensibles e institucionalidad multilateral, ha reiterado su condena a tu prisión y exigido reiteradamente tu liberación. Gobiernos europeos en lo individual, los mismos gringos han reiterado la exigencia. Los reconocimientos internacionales tampoco han parado. Es obvio, el mundo reconoce tu aporte a la humanidad, a la pluma, a la libertad, tu generosa contribución a la construcción de sociedades de gobierno honesto, a la atención a los más pobres. Personalmente no te saludo desde noviembre 2023, eso de estar sometido a persecución penal, lo saca a uno de su normal andar y lo coloca en vericuetos difíciles de transitar. Aquello no es excusa para no visitar a un amigo, es solo una razón de mi ausencia. Gracias por preocuparte por mi situación un amigo común me hizo llegar tu saludo. También hay que decirlo, cierto ahuevamiento, ante la amenaza justiciera. El 26 de este mes, quise ir al juzgado a saludarte, pero se me frustro el asunto. Me alegro de tu “liberación” por uno de los juzgados y me entristece este juego perverso, del juzgado bueno y el juzgado malo. Uno te libera y el otro se traga la llave de la bartolina. Estoy cierto de la enorme labor de tus hijos buscando tu liberación y la abnegación y preocupación que por tu condición tendrá Minayu, no hay qué ser brujo para saberlo. A ellos mi abrazo. Dos años en bartolina, desgarrado por la lejanía familiar y continúas afable, afectuoso y sonriente; aunque hay que decirlo, magnificado, como el hierro en el fragor de la forja. Acrisolado. Un mejor ser humano. Grande en la historia de este país, grande en el periodismo mundial.
La historia enseñará a las nuevas generaciones, que un ser humano de esta tierra pequeña y ajada, desdobló sus páginas y colgó en ella sus mejores letras, sus profundos trazos, su mirada de lástima por el sátrapa, nunca odio… eso es vulgar. Lástima por su nimiedad histórica, sus desvaríos y perversiones. Sos un ser humano de luz y sonrisa, así te conocí. No te he visto quebrado ni dolido. No. Simplemente pensativo y sonriente, asumiendo los rigores de la ausencia. Enorme solidaridad Maestro, pronto estarás en casa.
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