La histórica decisión de Joe Biden de retirarse de la contienda electoral y elevar a Kamala Harris como su sustituta ha cambiado los insultos y mentiras de sus oposistores de Make America Grat Again (MAGA) contra el «senil» y el «peor presidente de Estados Unidos», por un arsenal de insultos en contra de ella, como los que sufrió en la campaña de 2020. La propaganda orquestada contra Biden no solo venía de Trump y MAGA sino de las agencias RT de Moscú y la idem de China, posición reflejada por el periodista Tucker Carlson como lo prueba su entrevista hecha a Putin a su favor desplegada por las cadenas de noticias Fox News y ABC, y repetida por sus filiales conservadoras de Trump en sus redes sociales, que incluye a Twiter o X de Elon Musk, un ferviente trumpista. También por Telesur y demás tik tok con un guion hecho en Moscú aprendido por jóvenes comentaristas para la izquierda latinoamericana, que, como un ejemplo, repiten que Biden es el culpable por la invasión rusa de Ucrania porque la OTAN porque estaba asfixiando a Rusia. No me puedo expandir en torno a quién dice la verdad en esta guerra de propaganda que libran las grandes potencias porque son narrativas donde la verdad es lo de menos pues su meta es confundir a los oyentes y lectores, y se pongan del lado del Estado que paga su difusión. (El profesor de Yale John Mearsheimer señala que no toda la culpa es de Putín cuando decidió invadir Ucrania, para ejemplo).
La propaganda orquestada por Moscú contra Biden ha sido bien recibida por la extrema derecha de Estados Unidos -cuya admiración por Putin es innegable- y su partidarios dicen que Rusia es su amiga, por sus lazos comunicantes que tienen con la Iglesia Ortodoxa y el líder Kirill, patriarca de Moscú. Ellos participan de la misma red de propaganda «contra el decadente occidente» como se verá más adelante. Carlson y Elon Musk están en sintonía con Trump, Putin y un tanto con Xi.
Por aparte, con algunos matices, se da el mismo mensaje a la izquierda latinoamericana por medio de redes sociales donde aparecen en pantalla jóvenes «analistas» sin ninguna academia que acusan a Biden de esto y lo otro. Ahora aparecerán para cuestionar de esto y lo otro a la Harris, como lo hacen ya los de MAGA.
Para no perder el hilo conductor sobre la guerra de propaganda entre las potencias desde hace años es claro que en la actual unas defienden el autoritarismo y otras los principios básicos de la democracia, con la idea para defender sus intereses en un mundo fracturado multipolar. Dado que dejó de existir la esperanza de unirnos por un mundo mejor cuando colapsó la URSS en 1991, esta guerra la analiza la académica Anne Applebaum en su libro Democracy is losing the propaganda war, una liberal bien conocida dura con los regímenes autoritarios, que estima que los autoritarios están ganando la guerra de propaganda. Comienza su libro en junio de 1989 cuando en Polonia se dio una gran protesta obrera por la democracia y que, exitosa, sirvió para derribar el sistema autoritario soviético y de sus satélites con la ayuda de M. Gorbachov, mientras de manera paralela en esa misma fecha se daban las cruentas manifestaciones en la Plaza de Tiananmen en Beijing, suprimidas de manera brutal por Deng Xiaoping, que abrió a China al capitalismo sin cambiar su estructura política de partido único, y luego se retiró. Con la llegada de Internet, Beijing silenció las palabras democracia y Tiananmen y todas las frases que minaran la unidad nacional, o atentan contra la seguridad y el honor del Estado. Más adelante, con la Inteligencia Artificial, fue igual para prevenir ataques al régimen. Con el coronavirus suprimió duro las protestas generales y al fin la Xi decidió abrir las puertas que difundieron el virus pero cesó la represión.
Entretanto Putin silenció a los medios rusos mientras reprimía a los que protestaban contra la dictadura y exigían la democracia y sus medios acusaron a la CIA y a los ´poderes extanjeros´ de propiciarlas cuando la noticia no pudo detenerse. Además, Moscú aseguró sin fundamento que Estados Unidos poseía en Ucrania laboratorios para elaborar armas biológicas mientras tildaba a Zelensky de nazi para justificar la invasión de Ucrania en febrero de 2022 (aunque la misma comenzó en 2014 con la ocupación de Crimea). RT (Rusia Television) y sus redes sociales alrededor de Europa y los demás continentes, incluyendo la agencia venezolana Telesur, siguieron el guión de Moscú: la culpa de esa invasión la tenía la OTAN por tratar de extenderse a Georgia y Ucrania, amenazando así la integridad rusa, repitiendo que Zelensky era un nazi (a pesar de ser judío) títere de Biden y de la OTAN.
Dentro del ámbito religioso, como expuse en mi artículo “Guerra de patriarcas ortodoxos”, también se libra una guerra ideológica entre los patriarcas de esa iglesia: Kirill, de Moscú, muy conservador, que condena a los gays y trangénero y el aborto, como los evangélicos y católicos conservadores estadounidenses (que consideran al Papa Francisco muy progresista al igual que al patriarca Bartolomé I), y, por ende, se apoyan mutuamente, al punto que consideran a Trump como su Putin.
En la guerra de propaganda entre las grandes potencias se observa una convergencia entre Moscú y Beijing a través de un lenguaje que condena a occidente por decadente e inmoral, mientras defienden el modelo conservador de orden de sus regímenes (que Trump admira junto a sus seguidores): Putin condena la democracia estadounidense y es apoyado por la derecha extrema europea, siendo el primer ministro Orban de Hungría un ejemplo claro.
Entretanto China en 2012 divulgó su Documento No. 9 sobre los Siete Peligros que enfrenta y el número uno indica que son las democracias de occidente. Moscú por su parte dijo que las ´revoluciones naranjas´ prodemocráticas de sus provincias y en Ucrania fueron maquinadas por la CIA, pero en realidad pedían democracia y justicia, y por ello los dirigentes fueron encarcelados. (Putin publicó la conversación de Victoria Nuland del Departamento de Estado con su embajador en Ucrania que mandaba al carajo a la Unión Europea sobre el cambio de gobierno en 2014, como si fuera una clara intromisión de la CIA en esa revolución naranja cuando en verdad solo apoyaba el cambio). Putin controla los medios que difunden propaganda contra los europeos a los que considera rusofobos. China entretanto, inculca, además, el nacionalismo a sus ciudadanos y la superioridad de su modelo económico. La prensa china se mofó de Nancy Pelosi, que había avivado las protestas pro democráticas en Hong Kong, durante su visita a Taiwán, con el rostro de bruja, ya que Taipei quiere seguir autónomo y democrático.
Putin ha negado todos sus actos negativos incluso de ser el responsable (¿por equivocación?) del derribo de un avión de pasajeros de Malaysian Airlines donde murieron todos sus pasajeros, pues dijo que fue obra de la CIA y de Ucrania. El desdeña la democracia como otros gobiernos autoritarios con los que une fuerzas. Tilda a occidente de diabólico, lo que recuerda a Ronald Reagan cuando dijo que la URSS era el imperio del mall y el ayatolá Kumeni dijo lo mismo respecto a Estados Unidos.
Entretanto, China en el exterior influye a través de cámaras de comercio y periodistas para que hablen bien de su país, creando Institutos de Confusio y lugares donde se enseña mandarín gratis (parecidos a los institutos von Humbolt y Alianza Francesa). China Global TV y la agencia XinXua por el mismo camino divulga sus ´verdades´ en África, Asia y América Latina en treinta países con opiniones interesadas para confundir. Tambien van en la misma dirección la rusa RT y su Internet Research Agency, basada en San Petesburgo, que dirigió el finado Yevgey Prigozhin (mercenario de Putin y asesinado por él como otros opositores). China y Rusia unen fuerzas en agencias de prensa internacionales como Yala News y Pressenza (con sede en Milán y luego en Ecuador) que difunde noticias traducidas del ruso al castellano, con citas del Che Guevara para atraer a la izquierda, como lo hace Sputnik y RT donde han mostrado a soldados de Ucrania borrachos o huyendo (claro, noticias falsas). Putin usó Cambridge Analitica y otros medios, incluso Facebook, para desinformar a la «diabólica» Hillary Clinton en las elecciones de 2016. También usó otras redes para atacar a Biden en 2020 cuando perdió, pero ya estaban sobreaviso Facebook y otras de no difundir fake news de Trump, apoyadas por FoxNews y su locutor Carlson, luego que Mark Zuckerberg fue cuestionado en el Congreso por difundir fake news en Facebook favorables a Trump.
Appelbaum señala que Moscú y Beijing gastan mucho más dinero que las agencias de propaganda estadounidenses como la Voz de América para poder contrarrestar la propaganda antidemocrática que viene de ambas capitales, a veces son secundados por algunos gobiernos autoritarios como los de Hungría, Irán, Venezuela. Además, las estadounidenses solo hacen propaganda en el exterior pero no en Estados Unidos mismo, para poder contraatacar a los conservadores de Trump que tienen el mismo discurso conservador de Putin y acusaciones similares como que Hilary Clinton iba a desencadenar la III Guerra Mundial como Trump también acusó a Biden por igual y a ver si sigue con Harris.
Según Appelbaum la democracia estadounidense va perdiendo la guerra de propaganda de los autoritarios, orientados por MAGA (Make America Great Again Inc. Fundada en 2022 para recolectar dinero para Trump), que la cadena FoxNews apoya como su principal agencia doméstica, seguida por Twiterr X de Elon Musk. Como se dijo, este grupo tiene a Carlson como su enlace con Putin y con todo el poder del dinero del mundo de los magnates que no quieren ningún control democrático ni estado de Derecho para poder hacer su voluntad en sus inversiones sin pagar impuestos. Por eso financian miles de redes sociales de la MAGA, Graphika, Digital Forsenic Research Lab, Election Integrity Partership para vencer a los demócratas en la próxima contienda electoral de noviembre.
Kamala Harris debe articular todo un frente doméstico para de vencer a ´todo el dinero del mundo´ y a los magnates de ideas autoritarias, mientras los estrategas de medios de MAGA, Moscú y Beijing cambian su narrativa de mentiras sobre Biden para hacerla perder. Ella tiene a su disposición Global Desinformation Index y Global Engachment para contratacar esas mentiras e insultos, pero son insuficientes. Por el momento MAGA ya publicita en sus redes: “Harris 2024” en el que la H se forma con la silueta de una mujer realizándole una felación a un hombre. “Harris la Facilona”, “Mamadas Harris”, “Kamalasutra”, “Putahontas”… La lista de motes insultantes es interminable. MAGA ha resucitado todo el arsenal con el que quisieron hundirla, sin éxito, en las elecciones de 2020, con el visto bueno de Trump. ”Es importante etiquetar estas narrativas y mentiras como lo que son: un intento de socavar el servicio público de una mujer poderosa debido a su género, su origen, su color de piel”, ha reaccionado de inmediato la activista contra la desinformación Nina Jankowicz, que realizó un estudio en 2021 sobre los insultos a las políticas, en el que Harris destacaba como la más castigada. Son necesarias más agencias para impedir que Trump y sus fuerzas antidemocráticas lancen más mentiras, insultos falsedades que aplauden y avalan a Putin, Orban y Xi en la guerra de propaganda mundial.
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