Ante el desafío del alza de precios

Renzo Rosal

julio 12, 2024 - Actualizado julio 11, 2024
Renzo Rosal

Visito con frecuencia mercados y super para realizar las habituales compras de alimentos para la familia. Como la mayoría de los guatemaltecos, salta a la vista el brutal encarecimiento de los precios de casi todo lo que usualmente un hogar requiere. Aunque los datos del INE indican que la inflación (a junio) disminuyó levemente, la realidad indica todo lo contrario.

Lo extraño del asunto es la fuerte escalada de los precios. Contrario a las tendencias  “acostumbradas”, en esta ocasión los incrementos son más que desmesurados. Además, en el caso de varios vegetales y frutas, aunque algunos cuenten con recursos para hacer frente a los escandalosos aumentos, priva la escasez. Productos como el cilantro y los aguacates son ahora incomprables e inexistentes.

¿Son esos comportamientos del mercado? Pues me parece que no. ¿El elevamiento de precios y la escasez es producto del invierno? Tampoco es una justificación válida, ya que recién comenzaron las lluvias y por mucho que la infraestructura vial sea un desastre en varias regiones y muy mala en otras, el país no está aislado (por de pronto).  Así que ambos supuestos no corresponden con los hechos.

¿Las alzas corresponden con factores globales (crisis de disponibilidad de alimentos)? Si este episodio es parte de un factor de cambio dramático, estaríamos frente a un fenómeno descomunal que amerita fuertes giros de timón en la toma de decisiones.

¿Son otras manos las que están metidas en el asunto y generan, de manera artificial, la actual escalada, con todo y las implicaciones económicas y sociales que trae consigo? Si el propósito de este posible saboteo consiste en generar ingobernabilidad, el costo sería terrible. Sin embargo, si bien en este país existen las mentes ruines que pueden pensar y actuar en esta línea, se necesitaría una confabulación brutal para lograr tomar control de las redes de abasto, comercialización y otras actividades complementarias.    

Mientras este fenómeno va en aumento, la falta de reacciones por parte del gobierno central y de otras instituciones públicas, representa la nota adicional de preocupación. Se trate de un montaje, de alzas generadas por las redes de intermediarios, o lo que sea, estar impávidos es la peor imagen. Es deseable conocer a qué factores reales obedecen las alzas. Insisto, la hipótesis planteada por la principal responsable del MINECO (incrementos por los costos logísticos ante el estado de las carreteras), me parece falto a la realidad. El estado actual de la red vial no dista del escenario de finales de 2023, por ejemplo. Bajo esa premisa, es previsible que al final del año el escenario sea aún más dramático porque habrá llovido más y las carreteras solo serán pedazos.

Preocupa la inacción. Por ejemplo, realizar monitoreos es una acción que no agrega valor a la economía familiar; menos aún, cuando algunas autoridades indican que algunos productos registran alza, pero otro “han ido a la baja”. ¿En qué mundo paralelo vivirán?

Las autoridades deben accionar y tomar muy en serio el escenario prevaleciente. Si logran contener los incrementos de precios y desabastos, el margen de gobernabilidad podría ensancharse; cosa contraria tendría efectos lapidarios.  Ojo que el pasado miércoles una organización social llevó a cabo una manifestación donde señalaron “los altos costos de la canasta básica que incrementan el empobrecimiento de los pueblos”. Esa es una señal de alerta. El arte de gobernar solo tiene sentido si se toman decisiones, la pasividad y la vigilancia eterna no son opciones.

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