El libro, con sus páginas impresas y sus letras entrelazadas, es un portal por excelencia para la expansión de la conciencia y el conocimiento. Una experiencia y exploración estética donde la belleza se cruza con la sabiduría permitiendo expandir nuestra visión del universo y de nosotros mismos. Se le atribuye a Gutenberg la frase de que la imprenta era un ejército de 26 soldados de plomo que podía conquistar el mundo. La pregunta ahora es si estaremos con el Internet y los avances de la inteligencia artificial ante una nueva revolución de la magnitud de la invención de la imprenta. ¿Tendrá un impacto en la escritura y producción de libros de todos los géneros?
La inteligencia artificial IA se viene desarrollando desde hace algunas décadas de una manera acelerada y en los últimos años se percibe una expansión extraordinaria. Lo central es la capacidad de la tecnología informática y digital para realizar cada vez más tareas y actividades que demuestran una potencia sin precedentes. Se prevé que con la inteligencia artificial se podrá a corto plazo sustituir a los choferes de vehículos, a los pilotos de aviones, a los conductores de trenes, a ciertas funciones de los médicos (sobre todo diagnósticos) y los mismo con otras profesiones. Pero ¿y los escritores y artistas?
La inteligencia artificial ha demostrado un sorprendente avance en diversos campos, incluyendo la creación artística. Se ha constatado que es capaz de efectuar trabajos de escritura automatizada, es decir crear textos. A medida que la tecnología continúa evolucionando, surgen cuestionamientos sobre si la inteligencia artificial pudiera llegar a desarrollar la capacidad de escribir con calidad solvente novelas y poesía, crear obras de arte o componer música.
En mayo de 2023 el sello editorial Novellix en Suecia, especializado en novelas cortas, publicó cuatro textos escritos por inteligencia artificial. En el periódico de cobertura nacional Svenska Dagbladet salió una reseña del crítico Fredrik Sjöberg que embistió el libro, considerándolo banal y lleno de lugares comunes y clichés. Otras opiniones apuntaban lo contrario: que esto es solo el principio y es muy limitante partir de que la tecnología digital en base a algoritmos había llegado a su máximo desarrollo cuando en realidad estamos apenas en el principio. Es decir, que resulta una visión defensiva no considerar el aspecto dinámico del desarrollo digital y verlo como estacionario. Nos recuerdan las voces entusiastas de la inteligencia artificial de que las computadoras no podían vencer a los grandes maestros de ajedrez, pero el 11 de mayo de 1997, el ordenador Deep Blue venció al campeón mundial de ajedrez Garri Kaspárov.
La inteligencia artificial puede ya generar textos coherentes y convincentes en diferentes estilos literarios. ¿Podrá substituir a los escritores? O imitarlos tanto que sea difícil diferenciar lo que es un producto netamente humano de uno hecho por computadoras y algoritmos. La inteligencia artificial avanza en la imitación de estilos y patrones literarios, siendo posible que se produzcan textos difíciles de distinguir entre los hechos por humanos y los generados por algoritmos. Por lo tanto, la llegada de la inteligencia artificial IA conlleva cuestionamientos sobre el futuro de la escritura y de los mismos escritores.
¿Habrá escritores en el futuro? El futuro comenzó ayer, decía el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón. La respuesta debería ser que sí los habrá, pero lo harán de otra manera y otras formas, así como se abandonó la pluma, después la máquina de escribir y también la tipografía.
Las historias, las ideas y las perspectivas nacen del contexto humano, y eso es lo que hace que la escritura siga siendo una expresión única y valiosa en el mundo. Es cierto que la IA puede producir textos, pero aún enfrenta desafíos para capturar la profundidad de la creatividad humana, la empatía y sobre todo la originalidad. Los escritores aportan experiencias únicas y perspectivas individuales a sus obras, lo que es muy difícil de replicar por completo.
A través del aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje, las máquinas pueden analizar una vasta cantidad de textos para comprender patrones y estructuras narrativas. Esto les permite generar historias que, si bien pueden parecer auténticas, carecen de la experiencia humana y la emoción subyacente que a menudo impregna la literatura. La poesía, con su naturaleza más abstracta y subjetiva, es otro terreno explorado por la inteligencia artificial. Los algoritmos pueden generar versos en diferentes formas poéticas y patrones métricos. Aunque estos versos pueden parecer poesía en términos de estructura, carecen todavía de sensibilidad.
A pesar de esta incertidumbre sobre el futuro de los escritores, los lectores seguirán valorando los buenos textos, sin importar si fueron creados por humanos o por inteligencia artificial IA. Lo que importa es la calidad de la narrativa y su capacidad para conectarse con el lector. Entonces, si los escritores abrazan la IA como una herramienta creativa en lugar de verla como una amenaza, podrían descubrir nuevas formas de enriquecer sus obras.
En lugar de considerar que los días de los escritores están contados, podríamos ver los cambios tecnológicos como una oportunidad para expandir los límites de la creatividad literaria y explorar nuevas posibilidades en la escritura.
Es importante recalcar que la creatividad y la expresión artística son aspectos profundamente arraigados en la experiencia humana. Las obras de arte y la literatura no son simplemente productos técnicos, sino que están imbuidos de emociones, experiencias de vida y perspectivas únicas que surgen de la condición humana. Si bien la inteligencia artificial puede imitar patrones y generar contenido, todavía enfrenta desafíos para comprender y expresar la complejidad de las emociones humanas, la originalidad y la intuición artística. La creatividad es un proceso que va más allá de la combinación de datos y algoritmos, y es en ese espacio donde la expresión artística humana sigue siendo hasta ahora única e inigualable. La colaboración entre humanos y sus máquinas podría ser el camino hacia un futuro literario emocionante lleno de innovación.
En última instancia, la relación entre la inteligencia artificial y los escritores humanos podría evolucionar hacia una colaboración, donde la tecnología potencie las habilidades creativas humanas en lugar de reemplazarlas. La escritura seguirá siendo una forma de comunicación y expresión profundamente humana, cuyo valor radica en la capacidad de conectar con otros a nivel emocional y cognitivo.
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