Capitalismos, Autoritarismos y Responsabilidad

Al principio decoran con flores y canciones su control, ofreciendo soluciones prometedoras y sencillas a problemas complejos. Tarde o temprano, se ven obligados a usar la fuerza y el engaño a modo de cancelar a los disidentes que comunican la verdad.

José Gálvez

marzo 9, 2025 - Actualizado marzo 8, 2025

Ilustración: Amílcar Rodas

Existe una foto que siempre me ha dejado perplejo: en ella aparece Milton Friedman, reconocido economista neoclásico y miembro del grupo denominado Chicago Boys, sentado junto al dictador chileno Augusto Pinochet. Enfocado en la privatización, la desregularización y el control de la inflación, el economista probaría que los principios teóricos en los que creía podían adaptarse a la gestión económica de un brutal régimen autoritario. La foto, tomada en 1975, es una oda en blanco y negro a las contradicciones ideológicas. Entre referéndums ignorados, militarismo, y miles de muertos y desaparecidos, Pinochet y su terror no saldrían del poder hasta 1990. La doctrina del “shock” de Friedman sería la teoría que conduciría al “milagro económico” chileno en este período. ¿Qué libertad defendía Friedman si ésta podía coexistir con la bota de un régimen coercitivo?

Milton Friedman (segundo de derecha a izquierda), r junto al dictador chileno Augusto Pinochet.

En una entrevista, Simon Sinek también critica a Friedman indicando que la variedad de capitalismo que propuso está muy alejada de la idea original de Adam Smith: “Para Smith, el panadero quería egoístamente vender el mejor pan que pudiera hornear, el carnicero quería vender la mejor carne, y así, poder vender más que el resto de los carniceros. El lechero quería hacer la mejor mantequilla para que nosotros, los consumidores, tuviéramos el mejor sándwich posible. El comportamiento egoísta de productores beneficiaba al consumidor.” Para Sinek, Smith no solamente hacía un punto económico; El punto de Smith también era ético. Según Sinek, para Smith los beneficiarios del sistema capitalista eran todos los agentes económicos, es decir, empresarios, trabajadores y consumidores.  Sinek indica que esta perspectiva sobre el capitalismo cambió radicalmente con el acenso del neoclasicismo: “En los setenta, Friedman escribió una opinión en el New York Times sobre la responsabilidad de las empresas. Esta era maximizar ganancias sujetas a las reglas existentes. Olvídate de la ética. La ética está muy por encima de las reglas”. Para Friedman, el beneficiario principal del capitalismo debía ser el dueño del capital, siempre y cuando operara dentro del marco de la ley. De esta manera, Friedman redujo la ética del capitalismo al ámbito de lo legal sin cuestionar las implicaciones de esta simplificación: ignora la existencia de leyes que han sido creadas manipulativamente a modo de legitimar prácticas económicas inmorales, injustas o deshonestas.

En “El Camino Hacia El Autoritarismo Americano”, Levitsky y Way argumentan que es en el momento en que las leyes son manipuladas a favor de sectores específicos, que se abre camino al autoritarismo: Se utiliza el aparato burocrático estatal como un arma en contra de la oposición. La democracia se transforma en demagogia, la diplomacia se convierte en un insulto, y en la “negociación” se mimetiza el chantaje. En su charla más reciente, Zizek, con tristeza, especula sobre la tormenta que se avecina: “Viene un nuevo fascismo suave…Viene un fascismo en el que aceptamos la participación en la dinámica económica capitalista, pero con gobiernos autoritarios fuertes”. Muchas naciones han puesto en posiciones de poder a demagogos que no le temen a instrumentalizar o desmantelar instituciones con tal de imponer lo que les da la gana. Al principio decoran con flores y canciones su control, ofreciendo soluciones prometedoras y sencillas a problemas complejos. Tarde o temprano, se ven obligados a usar la fuerza y el engaño a modo de cancelar a los disidentes que comunican la verdad: ningún sistema centralizado puede “entender” y menos “corregir” la complejidad de lo social, como sabiamente lo resaltó Hayek.

Poco a poco, como en el pasado, aparecerá el fantasma de la opresión. Lentamente, se asomará la ignorancia y la mentira acompañada de poder. Veremos a ciudadanos desilusionados radicalizarse, empobrecerse y desesperarse en lo que el régimen silencia a todos los que piensan diferente. En esa situación, la riqueza y la verdad se esfumarán cual cenizas en el viento. Es, en ese momento, cuando a todos los que apoyaron al “gran líder” en su ascenso, cual valde de agua fría, les caerá la lapidaria pregunta: ¿Cómo derrocamos y levantamos del trono al autócrata incompetente instalado allí, ahora que ya eliminó a las instituciones que creamos para prevenir que esto sucediera? Especulo, por lo que pasó en Chile, que Friedman contestaría: “Responsabilízate por las decisiones que tomaste. Apoya y acepta a tu ‘gran jefe’. Al fin y al cabo, tú le elegiste libremente. ¡Que viva la libertad!”.

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