Foto: eP investiga
Magnusson dejará de ser embajador en Guatemala el próximo 13 de agosto para continuar su carrera diplomática como embajador en Bolivia.
Previo a su salida de Guatemala, Magnusson habló con eP Investiga sobre los distintos temas que están afectando a Guatemala, como el proceso electoral del 2023 y la situación del sistema de justicia.
Magnusson hizo énfasis en el apoyo que le dio a la desaparecida Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y cómo las sanciones contra la Fiscal General, Consuelo Porras, y otros funcionarios guatemaltecos fueron emitidas por el gobierno conservador y de derecha en Suecia.
Usted conoce Guatemala a profundidad, ¿cómo aprecia el devenir político y social del país desde la firma de los Acuerdos de Paz?
–Trabajé la primera vez en Guatemala entre 1988 y 1990 con Acnur, ayudando a retornados guatemaltecos y también a refugiados y tuve la fortuna de viajar por todo el país, conocer Guatemala con sus bellezas y riquezas, pero había un conflicto armado interno, era una situación complicada.
Con los Acuerdos de Paz, se hace la posibilidad de una población grande de incluirse y ser parte del desarrollo. Los Acuerdo de Paz apuntan a una inclusión de la población, una participación en la sociedad de una población que no había participado y eso implica también que esa obtiene algo de poder y hay algunos grupos que en los Acuerdos de Paz perdieron poder.
Había planteamientos de desarrollo social y económico que implicaban que se tenían que destinar más recursos para las poblaciones más vulnerables.
En los primeros años uno tenía la expectativa de que sí iba ese desarrollo, lamentablemente la polarización que existía durante el conflicto armado interno sigue, también los grupos que por los Acuerdo de Paz iban a dejar de tener todo el poder.
Esos grupos se han rehusado a implementar los Acuerdos de Paz y eso implica que esa situación siga, basada en un visión lamentable: hablan de que esto es comunismo, pero los Acuerdo de Paz no tienen nada de socialismo, incluso se acusa a Suecia de socialista, pero tenemos un gobierno conservador de derecha.
Esa polarización es muy dañina en toda la situación y eso sigue siendo un gran desafío, pero ahora se ve un mejor desarrollo y una mejor inclusión. He visto una mejora en la situación en Guatemala para los grupos vulnerables.
¿Dónde identifica los principales obstáculos para el desarrollo del país?
–Es difícil, son varias cosas: el gobierno actual plantea que la infraestructura vial es un impedimento, y es cierto, que no haya una infraestructura vial suficiente tiene que ver con la falta de recursos y la voluntad de invertir en ciertas áreas, esa falta de voluntad, recursos e inversión tiene que ver con la polarización.
Pero otra parte es la situación de la corrupción, que durante la época de la CICIG se vio la magnitud de ese mal uso y robo de fondos del Estado. Después de la CICIG ya se sabe cómo funciona esto y hay más capacidad para ver cuánta es la corrupción, que en los últimos dos gobiernos fue muy dura
Fue testigo directo del proceso electoral y postelectoral del año pasado, creo que como muchos observadores no esperaba esos resultados, ¿de qué manera se los explica?
–Creo que fue un mal planteamiento el tratar de manipular las elecciones al tratar de descalificar a candidatos, eso fue una mala estrategia y eso tenía las implicaciones de que figuras políticas como el actual Presidente tuvieran más posibilidades, porque había 23 candidatos presidenciales, pero muy pocos eran conocidos y si quitas tres de esos conocidos, los conocidos que quedan reciben más votos y eso fue lo que pasó.
¿Qué opina sobre las sanciones que se dieron luego de las acciones que se tomaron judicialmente contra el proceso electoral?
–Es una respuesta muy clara. Las sanciones son contra acciones antidemocráticas, no se respetaron las reglas del juego democrático y por eso hay sanciones y ese marco todavía está. Hay posibilidad de hacer más acciones.
Sobre las sanciones es importante mencionar que todos los países miembros de la Unión Europea tienen que aprobar las sanciones, se prepara un compendio de documentación que argumenta por qué hay que imponer estas acciones.
En Suecia, es el gobierno en concilio con todos los ministros el que aprueba esas acciones. Entonces, las sanciones contra esas cinco personas en Guatemala son aprobadas por el gobierno entero de Suecia y el gobierno en Suecia es un gobierno de derecha, conservador, es muy importante de subrayar porque estos no son temas de ideologías políticas, esto es un tema de derechos humanos, de democracia.
A propósito de la batalla por la democracia en Guatemala, ¿qué significado regional e internacional le otorga usted?
–Es muy difícil saber si las sanciones tienen un impacto, yo creo que es una expresión de los países europeos, nosotros no vamos a aceptar que esto pase y esas personas no serán bienvenidas, eso también limita mucho a esas personas de viajar, hacer inversiones o poner dinero en Europa, porque no queremos que esta persona lo haga.
Creo también que eso puede tener un impacto en Guatemala, pero no se hacen acciones para incidir en Guatemala, se hacen las acciones porque los países europeos dicen que esas personas han hecho lo incorrecto, han quebrantado la ley y entonces no queremos que vengan aquí.
Otro tema complejo es el de la independencia del sistema de justicia, ¿ve signos de recuperación en el corto plazo?
–Yo creo que es muy importante que el proceso de elección de la nueva Corte Suprema de Justicia sea un proceso transparente, abierto y democrático, respetando y sin manipular las leyes, sin usar acusaciones y la misma justicia; que las altas Cortes se abstengan de tener incidencia en ese proceso.
Creo, desde la observación que hacemos en la Embajada, que la justicia en Guatemala no funciona muy bien, tiene desafíos enormes e incluso se ve que hay una persecución judicial contra algunas personas y la persecución judicial es un crimen de lesa humanidad.
Si antes de despedirse el presidente Arévalo le pidiera un consejo, ¿cuál le daría?
–Yo le diría que lo está haciendo bien, que ahora tiene un apoyo internacional completo, la comunidad internacional ve que quiere hacer lo correcto. Ahora le toca también hacer ese trabajo con la población guatemalteca, (le diría) que los visite, que explique lo que está haciendo y que tome en cuenta que los medios de comunicación son una parte esencial de Guatemala.
¿Cuál es el futuro de las relaciones entre Suecia y Guatemala?
–Siempre hemos tenido buenas relaciones, ha habido algunos bajones en los últimos años de la CICIG, nosotros financiamos a la CICIG muy fuertemente, a solicitud de Guatemala, hay que ser muy claro en eso, y claro, cuando ya se comenzó a cuestionar a la CICIG se entró en una situación donde nosotros seguíamos apoyando a la CICIG y había un cuestionamiento fuerte de ciertos sectores de Guatemala y allí se entró en una disonancia en la relación.
Yo siento que he tenido un buen diálogo con el gobierno de Guatemala como embajador, Suecia tiene en la mayoría de situaciones una visión igual con Guatemala en temas multilaterales, en temas geopolíticos, incluso, y creo que esta buena relación va a seguir, independientemente de quiénes estén en los gobiernos.
El tema que yo estoy luchando para lograr es que se mantenga la cooperación sueca y que se aumente porque ahora hay posibilidades de avanzar en muchos temas.
¿Cómo vislumbra el futuro de Guatemala?
–Es el crecimiento de la sociedad lo que indica hacia dónde va el país. El crecimiento social en capacidades, en pensamientos, en organización, y eso es lo que a largo plazo va a definir esa situación y veo que hay un crecimiento de capacidades en Guatemala, hay un crecimiento en conocimiento y visión sobre qué es la sociedad, hay un grupo mucho más amplio que ve una sociedad incluyente, participativa donde se puede vivir bien y eso es importante para el futuro de Guatemala.
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