Foto: Instituto de la Víctima
En su carta de renuncia, Hernández destacó que tomó esta decisión al no encontrar las condiciones adecuadas para el “óptimo desempeño de sus labores”. Argumentó que el contexto político adverso y la necesidad de resguardar su integridad personal y la de su familia la obligaron a dar un paso al costado.
“Ha sido un gran honor servirle al pueblo de Guatemala desde esta institución”, expresó Hernández en su renuncia. También indicó que deja el cargo satisfecha por haber liderado “una gestión transparente, proba y con voluntad transformadora”, donde priorizó a las personas por encima de los privilegios.
Hernández manifestó su deseo de que la visión del Instituto continúe con quien asuma el cargo, pues considera que la sociedad guatemalteca demanda y necesita esa labor.
En un comunicado publicado en su cuenta de X, Hernández agradeció la confianza y respaldo de la ciudadanía. “Esto no es un adiós definitivo. Es una pausa necesaria para reflexionar, protegerme y retomar fuerzas. Mi compromiso con la justicia, la equidad y la defensa de los derechos humanos permanecen intactos, así como mi amor por Guatemala y su gente”, expresó.
La dimisión de la exdiputada por el Movimiento Semilla ocurre luego de estar casi tres meses en prisión preventiva por el caso Corrupción Semilla. Recuperó su libertad el 11 de noviembre tras aceptar los cargos por financiamiento electoral no registrado y fiscalización electoral de fondos.
Hernández se declaró culpable ante el juez Fredy Orellana, quien le impuso una condena de seis meses de prisión por cada delito y una multa de Q10 mil como parte del proceso de aceptación de cargos.
Posteriormente, Orellana ordenó la cancelación del partido Movimiento Semilla, una medida que aún enfrenta acciones judiciales pendientes de resolverse.
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