Es impresionante la resiliencia capitalina ante el aumento de casos violentos en las calles, asesinatos, amenazas, tiros al aire, enfrentamientos entre bandas delincuenciales.   El peligro está por todas partes, ya ni en el interior de los hogares se puede sentir seguridad.  Al empezar los disparos, hay alguien que graba o filma cuando se balacean las fuerzas de seguridad con los maleantes.  El hecho ya no sorprende, sino da la oportunidad a alguien que por casualidad estaba en una pasarela con buena vista, o en la banqueta, para hacerse popular con una novedad viral.   La gente pasa al lado de los cadáveres, hace un gesto de horror, y cada quien sigue su camino a comprar tarjetitas de Primera Comunión, una penca de bananos (ahora que se puso de moda) o al empleo.  

Es por eso que la imagen del mandatario salvadoreño Bukele llama tanto la atención y es admirado, porque logró contener a la delincuencia en el pequeño país vecino.   Al principio decían que no iba a aguantar con tanto preso en las cárceles  y presiones internacionales, pero lo logró, y como dijo que quería venir a Guatemala, ya hasta Neto Bran lo invitó a llegar a Mixco….

Aquí, los enfrentamientos de presuntos narcos eran frecuentes en los caminos vecinales que atraviesan el país, fuera de los límites de la periferia urbana, pero no se habían atrevido a tocar el centro, pero ahora parece que ya está sucediendo, así como la extorsión aumentó, con sus bonos por la Semana Santa, aguinaldo Navideño, el bono 14 a mitad del año, el ajuste por el incremento al salario mínimo.

Estamos arrodillados frente a los delincuentes, y a la Policía no se la puede respetar, cuando hasta el presidente Arévalo manda un mensaje recomendando a la población no confiar en ellos, que no se detengan los conductores si solo hay dos uniformados en retén, que no obedezcan el paro y busquen un lugar iluminado y con gente para no resultar en desventaja.   Es decir, hay que parar solo si el retén es numeroso.      Mal está que el mismo mandatario dude de sus guardias.

La desconfianza aumenta, la selva se manifiesta, cada quien peleando por lo suyo, cuidándose, y aceptando que no hay autoridad en el país.   Por eso la población prefiere vivir en edificios, y se está dando la transformación urbana, porque así sienten que pueden vivir con más confianza, con una puerta de ingreso y salida para todos, con seguridad privada, cámaras.   Estamos instaurando los tiempos medievales, de castillos rodeados de agua con cocodrilos, porque fuera de las murallas estamos expuestos al despojo, y ciudadanos cada vez más armados, hasta los dientes.